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Después de superar varias adicciones, el abogado y psicólogo clínico Juan Colomina se convirtió en un terapeuta experto en acompañar a pacientes para superar una adicción y fundó, en Valencia, la ONG Reconecta conductas.
Lleva 15 años ayudando a las personas atrapadas por las drogas, la pornografía o el alcohol a recuperar el control de sus vidas. Con convencimiento, explica a Aleteia el proceso necesario para salir de una adicción crónica.
Abrir los ojos
"Lo primero es superar la incapacidad que tienen los adictos de ver el drama de su propia vida", afirma, y explica que hay que "vencer las resistencias que hay, tanto en el paciente como en el entorno familiar".
En este sentido, advierte del peligro de esconder la adicción, que "es una enfermedad". "Se relativiza, se ve como un fracaso, duele,… y todo esto es una dificultad", dice.
Respecto a los familiares de los adictos, Colomina advierte que pueden llegar a sufrir "coadicción, la enfermedad psicológica de, por estar permanentemente preocupados por su familiar adicto, al final acabar pensando como él".
Y después hay que introducir al adicto en un proceso de cambio, en el que no quiere entrar voluntariamente, prosigue el experto.
"Hay que incidir en todo el entorno familiar y vital, a veces incluso sacarle de la propia vivienda, para que pueda ver su realidad y se abra una ventana al cambio", explica.
"Que no tenga otra alternativa a entrar en el proceso terapéutico -añade-, porque en la medida en que tenga apoyos emocionales o económicos en la familia que refuercen la situación, se acogerá a eso y no entrará”.
Tratamiento
Según Colomina, es entonces cuando puede iniciarse el puro tratamiento, con profesionales que entiendan las adicciones.
“En adicciones, lo que funciona son los modelos de cambio cognitivo”, afirma. Para el terapeuta, lo que hay que hacer es "reconducir las conductas y modificar todo el proceso de ideas irracionales o distorsión cognitivo-emocional que ha generado".
La enfermedad de la adicción modifica centros neuronales del cerebro, vinculados al aprendizaje y la recompensa, al control de impulsos, asegura Colomina.
Y frente a una distorsión que se ha hecho permanente, es necesario un proceso de reeducación.
En grupo
Para lograrlo, el equipo de Colomina trabaja en terapias de grupo. "Cuando un adicto transmite cómo lo vive, los otros son capaces de reconocer dónde está la trampa argumentativa y lo que tienen", explica.
Profesionales de la psicología y pacientes rehabilitados ayudan a los enfermos a poder "percibir y cambiar aquellas conductas que por sí solos no son capaces de detectar y que son las verdaderas causantes del drama vital", continúa.
"Primero hay que entrar en la lógica del cambio y modificar las conductas, hasta que la persona es capaz de identificar y controlar las señales distorsionadas de su cerebro”, detalla Colomina.
Y poco a poco, concluye el terapeuta, la persona va consolidando procesos de cambio más complejos, cognitivos y emocionales.