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El ser humano tiene un triste precedente: perdió el paraíso debido al deseo de querer ser como Dios, pecado llamado "soberbia". Hoy muchos creen que se trata de una virtud porque la presumen quienes han alcanzado éxito material, pasando por encima de las personas, aún de las que son sus amigas.
Cuando Dios puso el único mandamiento a Adán y Eva -no comer del fruto del árbol- la serpiente se encargó de despertar en ellos la malsana curiosidad. El libro del Génesis nos narra lo ocurrido:
"'Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal'. Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió".
La soberbia actual
En la era de la inteligencia artificial, el hombre sigue creyendo en sí mismo y no da su lugar al Dios Creador, Redentor y Santificador; él piensa que se trata solo de una idea y no del Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Siente que con sus descubrimientos faltos de ética será como Dios, aunque no crea en Él. Imagina que el reconocimiento que le da el mundo es lo único que vale, sin entender que se está jugando la vida eterna.
Por eso, el cristiano debe distinguirse y no querer encajar con el mundo y sus encantos, porque corre el riesgo de perderse para siempre. Sin embargo, a veces es difícil ver lo que debemos hacer para agradar a Dios.
Tres maneras para vencer la soberbia
Jesucristo, nuestro Señor, se encargó de dejarnos lo necesario para salvarnos de nosotros mismos. Estas son las claves:
1Deja todo en sus manos
Dios sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, hagamos un ejercicio de fe y dejemos que Él controle nuestra vida. El soberbio cree que todo lo sabe y que nadie puede enseñarle nada, pero el Señor es omnisciente y todopoderoso. ¿Quién mejor que Él para indicarnos el rumbo?
2Sirve a tu prójimo
Nada más efectivo que ser servidor de los demás. La soberbia se termina cuando pensamos en el bien del prójimo porque nos importa el bienestar de los otros antes que el nuestro. Dar, donarse entero sin pensar en las consecuencias, es el camino directo al cielo. Las catorce obras de misericordia nos darán la directriz.
3Ama sin medida
La medida es el amor sin límites. La caridad es lo único que quedará cuando veamos frente a frente a Dios en el sublime instante del encuentro con el Señor. Todo habrá valido la pena porque solo Dios basta. Ama sabiendo que es lo único que se puede dar sin que se acabe.
Y al final, la soberbia será solo una palabra en el diccionario.