Los padres de familia, cargados de actividades extraescolares, visitas médicas y tareas del hogar, cuando decidimos sacar adelante normas de piedad -como acudir a la santa Misa, rezar el santo rosario, o hacer un rato de oración- corremos el riesgo de crear una "hora santa", un tiempo dedicado a todas esas metas espirituales.
Sabemos por experiencia que, muchas veces, sobre todo con niños pequeños, es la única manera de conseguirlo, pero esta opción conlleva algunos riesgos o carencias. Sería algo parecido a comer una vez al día. Imagínate ingerir, en una sola comida, las mismas calorías que vas a consumir durante toda una jornada.
Si esto sucede de manera ocasional, no pasa nada; pero, si nos acostumbramos a esa rutina, no valoraremos tanto esos actos de piedad, no seremos capaces de estar plenamente atentos, ni los viviremos con la misma intensidad que si lo hiciéramos con espacios a lo largo del día.
Beneficios de organizar las actividades de piedad
La frecuencia y la regularidad en estas actividades espirituales nos permiten sumergirnos más profundamente en ellas y apreciar todo lo que nos aportan en nuestra vida diaria. Después de realizar un par de normas de piedad seguidas, inevitablemente caeremos en el "modo automático".
Por otro lado, esta opción nos puede dejar sin energía, sin la gasolina espiritual necesaria para algunas batallas. Por eso, aun reconociendo que lo mejor es enemigo de lo bueno, esta Cuaresma podemos colocar las normas de piedad que nos hemos propuesto llevar a cabo, de tal manera que cubran todo el día, desde la mañana hasta la noche. Así, se convertirán en la tirolina que nos mantenga enganchados a los planes de Dios.
Ofrecimientos constantes
El ofrecimiento de obras por la mañana es la llave que abre los mejores días. A media mañana, incluso si las cosas se han complicado mucho, las volveremos a reconducir con el Ángelus, pidiendo la intercesión de nuestra Madre para encontrar paz y dirección en medio de las dificultades.
1Santo Rosario
En algún momento del día, rezar el santo rosario, encomendando a nuestra familia, será la mejor defensa; con ello, los estaremos protegiendo mejor que con cualquier antibiótico.
2La Santa Misa
La santa Misa hará que ese día adquiera eternidad y nos dará la oportunidad de adorar al Señor, de agradecerle todo lo bueno que sabemos nos ha dado, de reparar los daños causados por nuestros errores, y permitirá que el ángel de la guarda eleve nuestras peticiones a Dios Padre. Terminar la jornada con un pequeño examen de conciencia, y rematarla mirando a Nuestra Madre, nos ayudará a despedir el día de la mejor manera.
3Organizar actividades y delegar
Repartir las normas, en la medida de lo posible, hará que recuperemos la compostura espiritual en cada norma de piedad. Tendremos la energía necesaria para rechazar los pensamientos de ira que nos provocó ese enfado, recuperaremos la paz o nos llenaremos de paciencia antes de empezar baños y cenas en casa. Colocar nuestras metas espirituales estratégicamente nos asegurará energía durante las 24 horas. ¿Por qué no salpicar con la gracia de Dios absolutamente todo el día?