El Padre Pío -beatificado el 2 de mayo de 1999- es un gran ejemplo e inspiración para cualquier católico, ya que siempre se caracterizó por ser un hombre de carácter fuerte y de amor radical hacia Cristo.
Con motivo de la conmemoración de la beatificación del Padre Pío, te compartimos estos consejos que lo llevaron a los altares y que a ti también puede ayudarte a ser santo en lo ordinario; y por supuesto, a llegar a la meta del Reino de Cristo.
1Sean simples
San Pío de Pietrelcina aconsejaba siempre:
"Anden con sencillez por el sendero de Dios y no se angustien. Odia tus defectos, pero con serenidad y no con inquietante angustia".
Esto quiere decir que debemos buscar siempre ser sencillos al escuchar la voz de Cristo, y obrar bajo su voluntad. Todo aquello que tengamos que cambiar -porque nos acerca al pecado y nos aleja del cielo- debe ser corregido.
Por ello, san Pío dice que hay que reprochar los vicios, pero siendo conscientes de que contamos con la gracia de Cristo para corregirlos.
2Sean pacientes ante la injusticia
La justicia es una virtud que, por excelencia, Cristo nos ha enseñado desde siempre, y fue lo que a muchos santos los elevó a los altares. Sin embargo, el hombre no siempre actúa con justicia, perjudicando al prójimo. El Padre Pío nos aconseja a afrontar estos momentos de la siguiente manera:
"Procura que el triste espectáculo de la injusticia humana no turbe tu alma. La injusticia, globalmente considerada, también tiene su valor. Sobre ella verás surgir un día el triunfo infalible de la justicia divina".
3refúgiense en Dios
Todos pasamos por momentos de sufrimiento y dolor, y refugiarnos en Jesús es la mejor opción.
Dice san Pío, "si confían en ustedes mismos y siempre en la predilección divina, no continuarán sufriendo. ¿Qué pena y qué mérito cabría ya en nuestras almas con tal persuasión? Incluso los dolores más crueles se volverán rosas".
4cumplan con el deber
"El deber ante todo. Antes la obligación que la devoción. Usen cristianamente sus riquezas. Desaparecerá mucha miseria. Muchos enfermos y agobiados encontrarán alivio".
En efecto, toda devoción que quita obligación, es una falsa devoción; por ello, debemos concentrarnos en cumplir con nuestros deberes principales antes de realizar cualquier otra cosa, ya sea nuestra familia, la educación de los hijos, nuestros estudios o el trabajo.
El balance entre las responsabilidades y la vida espiritual nos llevará a ser verdaderos discípulos y a compartir la alegría de ser cristianos.
5obedezcan al superior como obedecerían al Señor
"Obedezcan, prontamente, que no les importe la edad ni la santidad del superior. Para lograr obedecer imaginen que obedecen a Nuestro Señor".
Este consejo del Padre Pío nos hace todavía profundizar más en nuestra obediencia a Cristo, pues al ser obedientes a nuestros superiores, le somos obedientes a Dios.
He aquí uno de los escritos de San Pío:
Donde no hay obediencia, no hay virtud.
Donde no hay virtud, no hay bondad.
Donde no hay bondad, no hay amor.
Donde no hay amor, no está Dios.
Donde no está Dios, no hay Paraíso.