La visita del Papa Francisco a Verona es una oportunidad para descubrir acontecimientos poco conocidos de la historia de los papas que tuvieron lugar en la ciudad de Romeo y Julieta.
1¿Romeo Gibelino y Julieta Gibelina?
El famoso drama de Shakespeare está vinculado al gran conflicto entre los güelfos, partidarios del Papa, y los gibelinos, partidarios del Emperador, entre los siglos XII y XIV.
Verona fue escenario de violentos enfrentamientos entre estas facciones, especialmente tras la toma de la ciudad por el gibelino Ezzelino el Feroz en 1225. La ficción a menudo supera a la historia, ya que las familias Cappelletti y Montecchi -anglicisadas por Shakespeare como Capuleto y Montesco- nunca se enfrentaron en Verona. Pero una lucha muy violenta entre clanes familiares sí se desató durante este periodo, llegando a los inspirados oídos del Bardo de Avon.
2Un papa y un concilio olvidados
Ubaldo Allucingoli, que también participó en la oposición del papado al Sacro Imperio Romano Germánico y se convirtió en el papa Lucio III en 1185, no es el pontífice más conocido de la historia.
Tras su elección, se enfrentó al emperador Federico Barbarroja por una disputa sobre territorios y las rentas vinculadas a ellos. En 1184, viajó a Verona para mantener conversaciones con el emperador, pero sin conseguir ningún resultado. Ese mismo año, aprovechó su presencia en la ciudad para convocar un concilio, hoy olvidado, que tuvo como resultado la condena de varias herejías, entre ellas las de los cátaros, los valdenses y los patarinos. La reunión concluyó con la bula Ad abolendam, que instituía la inquisición a nivel episcopal.
Durante este periodo, Roma se vio asolada por violentos conflictos y Lucio III decidió no regresar. Gobernó a menudo desde Verona, donde murió en 1885. Su tumba y sus restos se conservan en la catedral de la ciudad.
3El Papa y el azote de Dios
Muchos años antes, en el siglo V, la ciudad acogió el encuentro de dos gigantes. La ciudad de Verona, gracias a la labor de su santo obispo Zenón, se había convertido recientemente al cristianismo en la época de la caída del Imperio Romano de Occidente. La ciudad se encontró en el camino de las "invasiones bárbaras" -expresión hoy abandonada por los historiadores - con la toma de la ciudad por los godos en 402.
En 452, los ejércitos de Atila, caudillo de los hunos, desembarcaron en lo que hoy es el Véneto. Para repeler al "Azote de Dios", que había anunciado su intención de apoderarse de Italia, el Papa León I el Grande se presentó desarmado pero con un crucifijo en Salionze, cerca de Verona. Atila, que estaba romanizado, recibió a su anfitrión con dignidad y, tras una reunión secreta, renunció a sus ambiciones por la bota. Una famosa representación de este histórico encuentro, obra del pintor Rafael, se puede contemplar actualmente en el Palacio Vaticano.