"Se ha derramado tanta sangre […] Pero nuestros esfuerzos han sido en vano". Diez años después, las mismas palabras para Tierra Santa resonaron el 7 de junio de 2024 en los Jardines Vaticanos, donde el Papa Francisco conmemoró el encuentro por la paz que había celebrado con los presidentes israelí y palestino en 2014. Bajo el olivo que plantó entonces, en presencia de los embajadores de ambos países, el pontífice volvió a pedir un alto el fuego en el territorio en pleno conflicto.
El 8 de junio de 2014, poco después de su viaje a Tierra Santa, el Pontífice argentino había invitado a los dos presidentes, el fallecido Shimon Peres, y Mahmud Abbas, a participar en una ceremonia de paz con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I. Fue un momento histórico, y aún se recuerda la impactante imagen de los presidentes de los dos Estados enemigos abrazados frente al hombre de blanco.
En aquel momento, el conflicto latente que dividía a los dos pueblos del territorio estaba a punto de convertirse en guerra abierta en julio. Diez años después, la situación apenas ha cambiado. El conflicto israelo-palestino sigue haciendo estragos en la Franja de Gaza tras el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre.
El Papa Francisco, que ha pedido incansablemente el fin de las hostilidades, quiso conmemorar este aniversario e invocar una vez más la paz para esta tierra desgarrada. A la sombra de la cúpula de san Pedro, presidió un momento de conmemoración rodeado de unos cincuenta diplomáticos -entre ellos los embajadores palestino, israelí, ucraniano y ruso-, representantes de la comunidad judía romana y de la Gran Mezquita de Roma, así como de una veintena de cardenales.
La ilusión y la ideología del conflicto
Cobijado bajo el olivo -entonces un arbusto y ahora un árbol de varios metros de altura- que se había plantado diez años antes en este rincón de los Jardines delimitado por setos protectores, el jefe de la Iglesia católica deploró "un aumento de las hostilidades" en los últimos meses. "Vemos […] morir a tantos inocentes ante nuestros ojos", lamentó.
Con el trinar de los pájaros en el exuberante verdor de los jardines como telón de fondo, el Papa Francisco denunció "la ilusión de que la guerra puede resolver los problemas" y la "ideología […] según la cual el conflicto, la violencia y las rupturas forman parte del funcionamiento normal de una sociedad".
"Cada día rezo para que esta guerra llegue por fin a su fin", dijo el 266º Papa, pidiendo un alto el fuego en Gaza, donde continúan los bombardeos israelíes. El pontífice pidió la liberación "lo antes posible" de los rehenes israelíes retenidos por Hamás, y abogó por que la población palestina "reciba toda la ayuda humanitaria que necesita".
El Pontífice expresó la ferviente esperanza de que "el Estado de Palestina y el Estado de Israel puedan convivir". Concluyó con las palabras de la oración que rezó hace diez años, y que son extrañamente actuales:
"Tantos momentos de hostilidad y oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas, tantas esperanzas enterradas… Pero nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ¡ayúdanos!"