El adviento, tiempo con el que empieza el año litúrgico, es el periodo comprendido entre el cuarto domingo antes de Navidad y el día de Nochebuena; por ello, según el día de la semana en que cae Navidad, el tiempo de adviento puede modificarse ligeramente.
En el calendario litúrgico de la Iglesia católica, el primer día del año no es el 1 de enero, sino el primer domingo de adviento.
Tiempo de preparación
Como católicos, creemos que Cristo vendrá de nuevo al final de los tiempos y así lo profesamos en el Credo cada domingo:
"Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a vivos y muertos; Y su reino no tendrá fin".
Durante el adviento nos preparamos para la venida de Cristo en Navidad, pero también recordamos que Cristo prometió volver. El Catecismo dice:
"Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: "Es preciso que él crezca y yo disminuya" (Jn 3, 30).
Por ello, el adviento es un tiempo de espera para la segunda venida, así como un reconocimiento de que seremos juzgados por Cristo por nuestras acciones y decisiones.
Por esta razón el Adviento es un tiempo de arrepentimiento; esperamos con alegría la venida de Cristo, pero también buscamos el perdón por nuestros pecados para poder estar preparados. El Evangelio de Marcos proclama:
"Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos".
Durante un Ángelus del 27 de noviembre de 2011, el Papa Benedicto XVI enseñó sobre esta llamada a la vigilancia:
"¡Vigilen! Esta es la llamada de Jesús en el Evangelio de hoy. No se dirige sólo a sus discípulos sino a todos. ¡Vigilen! (Mc 13, 37). Es una exhortación saludable que nos recuerda que la vida no tiene solo la dimensión terrena, sino que está proyectada hacia un «más allá», como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo ha vivido, de cómo ha utilizado sus propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos".
Maneras prácticas de entrar en el adviento
Los tiempos litúrgicos no existen solo para la Misa de los domingos, sino también para nuestro beneficio espiritual diario.
El padre John McCloskey, investigador en el instituto Fe y Razón recomienda a los lectores de Aleteia un conjunto de cosas que podemos hacer para entrar en este espíritu del Adviento, un espíritu de expectación, vigilancia, arrepentimiento y alegría.
1reza
"Rezar el Rosario todos los días centrándonos en los Misterios Gozosos" o "hacer una vigilia ante una clínica abortista con algunos amigos. Puedes salvar la vida de algún bebé y tal vez cambiar la mentalidad de alguno de los 'Herodes' que dirigen las instalaciones".
2ayuna
Puedes hacer un programa de ayuno para Adviento y ser moderado con la comida y la bebida en las fiestas de Navidad o ver menos la televisión durante este tiempo; "o por lo menos, ver algunos clásicos de Navidad con la familia o los amigos", recomienda el sacerdote. Así mismo, otro tipo de ayuno puede ser "bajar el ritmo de compras".
3Dónate
"Recupera las obras corporales y espirituales de misericordia y realízalas una a una cada semana hasta que llegue la Navidad. Hay mucha gente herida que necesita sentir y recibir nuestro amor". Asimismo, recomienda hablarles del sacramento de la penitencia a los amigos y familiares "llévalos a un buen sacerdote para que se puedan confesar. ¿Cómo puede superar a eso un simple regalo de Navidad?"
4actúa
John recomienda: "Compra y lee el libro del Papa Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús". Además, recomienda no tirar el árbol de Navidad o quitar el Belén justo después del 25 de diciembre, pues el tiempo de Navidad no ha hecho más que empezar.
Otra manera de actuar es meditar con detenimiento los propósitos de año nuevo y realizar un plan que nos permita cumplirlos a lo largo del año.
Las sugerencias del padre McCloskey son solo unas pocas de las muchas maneras que podemos seguir para entrar en este tiempo de adviento.
La Iglesia nos ofrece este momento de espera para que nos podamos preparar más plenamente para la alegría y la gracia que recibimos en Navidad.