Cuando quieras invocar al Espíritu Santo para que esté cerca y su amor lo renueve todo, puedes rezar esta oración. Conocida como Secuencia de Pentecostés, es un antiguo himno que a veces se reza o se canta en la Liturgia de las horas:
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
Pentecostés hoy
Pentecostés y los días anteriores son un tiempo especial para pedir acoger el Espíritu Santo.
Esta fiesta que la Iglesia católica celebra 50 días después de la Pascua recuerda el envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en el Cenáculo de Jerusalén.
Su fuerza les volvió valientes testimonios de Cristo. Y lo mismo puede hacer hoy, de hecho lo hace siempre, para Él no hay límite de tiempo.
¿Cómo te imaginas al Espíritu Santo? Aquí algunas imágenes que ayudan a hacerse una idea de cómo es: