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No news, good news! Esta frase se le atribuye a James Howell en “Family letters” (1645):
“I am of the Italians' mind that said: 'Nulla nuova, buona nuova'
(Soy de los que opinan como el dicho italiano: ninguna novedad, así que buenas noticias: de ahí lo de 'no news, good news')”. Ya han pasado muchos septiembres desde entonces y, sin embargo, esta reflexión no puede estar de más actualidad.
Yo no sé si te has sentado a ver algún telediario últimamente, pero parece que la sección de sucesos ha hecho un abordaje a las redacciones informativas ocupando todo su tiempo…, y el nuestro. Noticias desoladoras y desasosegantes envuelven todas las parcelas de la sociedad: economía, política, climatología… Viendo el panorama tienes la sensación de que nada puede salir bien o, simplemente, de que las cosas buenas han perdido definitivamente la categoría de noticia, al más puro estilo “Howell”.
El miedo usado como gancho
Pero, si esta es la situación en la prensa tradicional (periódico, radio y televisión), las cosas se complican todavía más en el mundo digital. La periodista Laura Otón, desde su cuenta de Instagram, @lauraotonlife, reflexiona sobre cómo los medios han adoptado el discurso del miedo para llamar la atención y hacer frente a su crisis de audiencia. Nos lanzan un señuelo con un titular alarmante como “clickbait'' (anzuelo de clics), para captar nuestra atención sobre la información y empujarnos a clicar en sus webs, cuyo valor depende de los clicks recibidos y del tiempo de permanencia de los usuarios en sus páginas.
Alud de comentarios de personas que no son autoridad
Este ambiente oscuro que destapa el titular se ve acrecentado por las nubes de los comentarios, donde, generalmente, gente de dudosa formación degrada otras opiniones sin tener ningún reparo a utilizar el insulto o hacer gala de mala educación, y, por supuesto, sin aportar nada interesante. Y, a pesar de todo, seguimos consumiendo estos contenidos.
"Doomscrolling": deslizar noticias en la pantalla
Llegados a este punto y, para reaccionar de manera crítica ante las noticias digitales, es bueno recordar la palabra que el diccionario de inglés Oxford reconoció como la palabra del año 2020: “doomscrolling” (obsesión por consumir noticias, generalmente malas, deslizándose verticalmente por una pantalla táctil).
En un artículo para la BBC, la psicóloga Jade Wu compara este comportamiento de "verse atrapado en una especie de hilo sin final”, al trastorno de ansiedad generalizada (TAC). El TAC es básicamente un canal de Twitter de preocupaciones en tu cabeza, que genera tensión muscular, fatiga o depresión, efectos similares a los que pueden sufrir los doomscrolling habituales. Si sales a correr todos los días, ello tendrá un impacto en tus músculos. Si te dedicas a hacer doomscrolling diariamente, ello tendrá un efecto en tu psicología o en tu cerebro. Así que, por tu bien, espero que no te encuentres en la lista de los aficionados al doomscrolling.
"Hygge": Optar por las cosas pequeñas positivas
En contraposición, quiero proponer a las redacciones de los espacios informativos que dediquen un tiempo al "hygge". Que dediquen parte de su tiempo a educarnos para ser capaces de asombrarnos y disfrutar con las cosas pequeñas positivas que cada día nos ofrece la vida:
No dejes de compartir con nosotros esos pequeños momentos que ponen el olor, el sonido, el color, a tu felicidad. ¿Está quizá esa felicidad dentro de la primera taza de café por las mañanas, o en ver a dos ancianos de la mano e imaginarnos sus vidas? ¿O en los paisajes de tu querida tierra, que estarán ahí para tu deleite, con o sin inflación? Hagamos publicidad. Seamos esas personas vitamina que miran y señalan el bien, la verdad y la belleza.
A por un gran titular
¿Un titular para este otoño?: “El otoño en el que el mundo recupera las sonrisas”. Los niños, los profesores, las personas por la calle, vuelven disfrutar de algo de un valor incalculable, algo maravilloso, aunque no llegue a tener categoría de noticia en el estilo Howell: “No news, good news”. Que sea el gran titular para todos nosotros, y que, en la sección de comentarios (los de la charcutería, los de la parada del bus, los de la cola del banco), provoque sonrisas, llevando a todos nuestros rincones el poder de la amabilidad. Why not?