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Alguna vez te lo he contado… A menudo me escriben los lectores de Aleteia. Me emociono cuando me comparten sus aventuras con Dios y me cuentan cómo se esfuerzan en seguir sus caminos y hacer su santa voluntad.
En ocasiones me han preguntado cómo encontrar el propósito de sus vidas, la vocación a que están llamados.
Es una pregunta fascinante, sientes como si Dios les hablara y los llamara a descubrirlo. Pero para ello deben esforzarse, darle valor a esa búsqueda personal.
Dios ha sembrado en sus almas un anhelo, un deseo muy íntimo de encontrarlo, y hacer su voluntad, que es perfecta.
En realidad es muy sencillo. Cuando empiezas a leer la Biblia, como estoy haciéndolo, descubres maravillas que estaban allí siempre disponibles para ti. Por eso suelo recomendar a nuestros lectores de Aleteia que lean sus Biblias.
Descubres de pronto que el llamado suele intensificarse en estas palabras: “Sean santos”.
Lo más importante en la vida y 3 claves para lograrlo
Una vez recibí un email que me impactó: “Acepto en todo su santa voluntad”. Me hizo reflexionar sobre lo que he hecho con mi vida, las cosas que anhelo, en qué he enfocado mis esfuerzos y concluí: “Qué equivocado estás. Quieres hacer de todo, menos lo que Dios te ha pedido".
Tal vez no hay nada más importante en este momento que hacer y aceptar en todo momento la santa voluntad de Dios que es perfecta y te lleva al camino de la santidad.
¿Podía ser yo santo con tantas debilidades humanas? Encontré la respuesta en la santa Biblia y en los libros de crecimiento espiritual que estaba leyendo, sobre todo en un volumen inspirador sobre la vida de los grandes santos: “si eres humilde, podrás”.
La clave está en la humildad, la oración fervorosa y el amor.
La Biblia ofrece respuestas
Desde niño he soñado con ser un santo. Pero no de esos santos de altares que todos ven y admiran, sino un santo silencioso, que solo Dios y yo o sepamos. Pero la vida que golpea duro me lo ha puesto difícil.
Lo más importante, mi búsqueda de esa santidad, para agradar a Dios, lo había dejado abandonado en algún recodo del camino.
Regresé sobre mis pasos para buscar los sueños de la infancia, la anhelada santidad, que te permite ser grato a Dios en todos tus actos y pensamientos.
¿Buscas a Dios? ¿Anhelas hacer su voluntad? Abre tu Biblia, busca Isaías 65, 1 y lee:
Me he dejado hallar por los que no preguntaban por mí y me he dejado encontrar por los que no me buscaban. Dije: «Aquí me tienen»
Lo que te dificulta y lo que te ayuda a alcanzar la santidad
Ahora, con esta edad, procuro esforzarme, aunque tengo dos anclas que me impiden volar a gusto, el orgullo y la búsqueda de lo temporal, tener bienes materiales.
Es curioso porque ambos son cosas pasajeras, que no te llevas contigo cuando partes de este mundo.
¿Tienes vida? Apúrate y haz buenas obras, meritorias, con amor.
Hoy sentado frente a mi ordenador me doy cuenta de que la vida es un suspiro y no debemos perderla en banalidades. Nos espera una eternidad.
Tú decidirás con tus obras y el amor que hay dispensado cuál te tocará. Una maravillosa eternidad en el Paraíso con Dios o una triste eternidad sufriendo en el infierno.
En Aleteia nos tomamos muy en serio este llamado de Dios y a menudo publicamos artículos sobre esto. Te los comparto, podrían interesarte.
Ayer durante la misa de 6:00 pm en la Iglesia de Guadalupe en calle 50 de Panamá, escuché al padre Manuel Anselmo, el párroco, durante su homilía decir algo que me impresionó.
Era una oración muy breve, una jaculatoria de esas que llenan el corazón y puedes repetir en todo momento y lugar. Contó su historia y cómo la conoció. La repitió un par de veces y se me quedó grabada. Me gustaría compartirla contigo. Es bellísima:
Salva mi alma Señor
¿Sabes cómo puedes salvar tu alma en el último segundo sin poder confesarte con un sacerdote? Te lo explico a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica.
¿Te gustaría compartir con nosotros tus vivencias con Dios? Te dejo mi e-mail personal. Escríbeme cv2decastro@hotmail.com