La semana pasada, en la Universidad Católica de Valencia, se reunieron un grupo de mujeres orgullosas, decididas, empoderadas en el sí. En el sí a la vida, en el sí a darse sin miedo y sin medida. Mujeres que, con su testimonio sencillo, directo y franco, tumbaron el letrero de "imposible" que esta sociedad ha colgado ante situaciones extraordinarias.
Nos dejaron claro que se puede, y, además, la gran novedad: ¡que son felices! Mujeres felices, mujeres con vidas plenas que todo el mundo debería conocer.
Para empezar, escuchamos a Majo Gimeno, cabeza de Mamás en Acción, asociación que cuida a los niños que están solos en los hospitales. Ella nos recordó que el miedo y el rencor ocupan tanto espacio que no dejan sitio para el amor. Y el amor, señoras y señores, el amor cura. Así lo han atestiguado los pediatras de aquellos hospitales en los que actúa esta asociación.
Ellos han sido testigos directos de cómo los niños que son atendidos por Mamás en Acción (cuidados, mimados, queridos), se curan antes y mejor. Replicando a San Juan de la Cruz: "Pon amor donde no haya amor y sacarás amor". Y, además, irás curando por el camino.
Myriam Oliver, madre de cuatro hijos, tiene a uno de ellos con parálisis cerebral. Cuidando y, a veces, también sufriendo, es feliz, valorando cada segundo de las vidas de esos niños, de esas vidas que el mundo desecharía.
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Un hijo en el cielo
Lidia Vives nos conquistó a todos. Es una madre de seis hijos que nos contó cómo la leucemia llegó a su casa cuando uno de sus bebés, Mateo, tenía un mes de vida. Pelearon duro y, cuando ya habían vencido al cáncer, un rechazo al trasplante de médula se lo llevó al Cielo. Hoy Lidia tiene una sonrisa serena, profunda, contagiosa. Cuando la tienes cerca, sabes que estás ante una persona que ya ha bebido copas de dolor, y que ha elegido quedarse con las cosas que son realmente importantes en la vida.
Adoptó un niño con síndrome de Down
Amparo Romero, con la fuerza de un titán, nos encandiló a todos contando la adopción de su cuarto hijo: un rubio revolucionario con el súper don de ser down.
Primero no pero ahora sí
Quería dejar para el final el testimonio de Mónica Armas, madre de un hijo orgulloso que la mira embelesado desde el Cielo. Es una madre que, en un momento determinado, no tuvo ni las fuerzas ni los apoyos necesarios para atreverse a decir que sí. Pero, desde entonces hasta ahora, ha querido resarcir ese no, animando a toda mujer que se encuentra en la encrucijada del camino donde ella se equivocó de dirección. Vuelca sus deseos del “ojalá pudiera volver atrás” mejorando el futuro de otras personas, mientras un chiquitín en el Cielo la señala orgulloso diciendo: “¡Esa es mi mami!”.
Entre todas estas fueras de serie, me dejaron realizar también una pequeña aportación, relativa a mi pequeña locura de decir que sí doce veces. Puse mi granito de arena animando a entender que cada vida merece la pena ser vivida, y que lo que tenemos que pagar por ella es, normalmente, insignificante.
Todo este concierto no habría sido posible si no hubiera estado al mando Sonia Vázquez, una mujer inquebrantable, perseverante, que confía, insiste y persiste para que se pueda conocer el mejor lado de la vida.
Con Majo Albiñana a su lado, el Cielo aumentará su población en poco tiempo. Creo firmemente que este encuentro no va a ser el único y que, además, le van a añadir el testimonio de una mamá que siguió adelante con el embarazo después de una violación, demostrando que también en ese caso se puede quitar el letrero de "imposible".
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Mujeres felices, seguras, empoderadas en el sí, que saben que el amor cura y que el único que conservas es el que entregas. Mujeres que no necesitan una app que busque la equidad de las tareas domésticas. Saben de sobra que su felicidad tiene la misma talla que su sí, que su entrega. ¿No eres feliz? Prueba su receta: entrega. Why not?