Elegir el regalo para un sacerdote puede parecer una tarea complicada ya que muchas veces se nos olvida que ellos también son seres humanos que visten, calzan y usan aparatos electrónicos, entre otras cosas.
A veces podemos pensar que un cura es un ser raro o diferente que vive como «en otro mundo», que hace cosas que la mayoría de los humanos no hacen … cuando para nada es así. Y entonces pensamos solo en su vida espiritual y de oración.
Sabemos que debemos rezar por los sacerdotes y apoyarlos en su ministerio; podríamos pensar en darles algún regalo espiritual como los famosos «ramilletes espirituales», en donde los fieles apuntan el número de rosarios, sacrificios, ayunos y misas ofrecidos por sus necesidades.
Hay ocasiones especiales en que uno desea regalarle algo material a su párroco, amigo sacerdote o religioso para agradecerle su labor parroquial, mostrarle aprecio o festejar junto a ellos un momento especial; como puede ser su ordenación sacerdotal, aniversario de ordenación o cumpleaños.
Los sacerdotes, como todos nosotros, tienen sus gustos específicos. A unos puede gustarles el fútbol, a otros tomar un buen vino en celebraciones especiales, a otros la música, la lectura, la pintura o el cine.
Para elegir el regalo toma en los siguientes puntos
- ¿El sacerdote está recién ordenado?
- ¿Qué edad tiene?
- ¿Cuál es su estilo?
- ¿Qué le gusta hacer?
- ¿Cuáles son sus gustos?
- ¿Conoces sus necesidades materiales?
- ¿Qué es lo que más usa y le hace falta?
Tomando en cuenta esto, ¿cuál sería un buen regalo para un sacerdote?
Aleteia consultó con el Padre Daniel Trujillo, vicario de la parroquia María Auxiliadora, en la Ciudad de Guadalajara y nos compartió lo siguiente. «Cuando eres recién ordenado, generalmente, no tienes nada; así que todo lo que te puedan regalar es bueno», comentó entre risas.
Indispensables para su misión
«Algo que es indispensable para el sacerdote es una estola, ya sea morada o blanca, con algún adorno bonito. Cuando vamos a ungir a un enfermo o llevamos la comunión es lo que usamos; incluso cuando vamos de misiones. Algo que para mí sería muy significativo es una crismera para guardar los aceites de los santos óleos».
«Si se opta por un regalo en grupo, puede elegirse un vaso sagrado, un cáliz o una patena. Hay de varios precios y son cosas propiamente del sacerdote. Yo uso un cáliz muy bonito que me regalaron, es de madera, cada que lo uso me acuerdo de las personas que me apoyaron», comenta el padre Daniel.
Para su vida cotidiana
No olvidemos que los sacerdotes tienen una vida «civil» fuera de la misa, y puesto que no tienen a nadie que les mencione puntualmente cosas personales, como que su suéter está desgastado, su camisa deslavada o sus zapatos con las suelas abiertas, puede ser razonable regalarle una prenda de su gusto, o un nuevo par de zapatos… solo hay que tener discreción a la hora de descubrir su talla o número de calzado.
Tengamos también en cuenta que actualmente los sacerdotes necesitan herramientas modernas para la evangelización y organización de su parroquia. ¿Por qué no regalarles una tablet o un smartphone para ayudarles en sus tareas diarias? ¡tantas cosas que podrían realizar de manera más fácil con esos medios de comunicación!
Otras ideas
Uno de los símbolos exteriores más utilizados por los católicos son las cruces; podrías regalarle un collar, pulsera o anillo en forma de cruz, con la representación de Jesucristo crucificado. Hay algunas que están hechas con materiales como madera, oro, plata o aluminio. Otros objetos que puedes considerar son:
- Un pisapapeles
- Un libro
- Imágenes de bulto para su escritorio
- Una suscripción a alguna plataforma digital
- Un reloj
- Comida
- Algún donativo
La oportunidad de convivir
Hacer un regalo, en efecto, es muy bueno y muy amable, pero no hay que olvidarnos de relacionarnos y convivir con ellos. Además del regalo, invita al sacerdote a comer a tu casa. Es muy importante que seamos cercanos y que el sacerdote se sienta acompañado, acogido por sus amigos; incluso, si es una ocasión especial de celebración, puedes organizar una pequeña fiesta sorpresa en comunidad. ¡La atención amistosa es a veces más agradable que el regalo en sí!