Corea del Sur ha estado en el candelero desde que el Papa Francisco anunció este verano que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebraría en Seúl en 2027, y este sábado volvió a ser el centro de atención en el Vaticano.
Una delegación de trescientos católicos coreanos, entre obispos, sacerdotes y laicos, estuvo encabezada por el cardenal Lazarus You Heung-sik, Prefecto del Dicasterio para el Clero, y el cardenal Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo emérito de Seúl, para la inauguración de una estatua de san Andrés Kim Taegon.
San Andrés Kim
Nacido en Corea en 1821, Andrés Kim fue uno de los primeros coreanos en convertirse al catolicismo: él y toda su familia fueron bautizados por un sacerdote de las Misiones Extranjeras de París. Pero la dinastía Joseon, entonces en el poder en Corea, se negó a dejar entrar a los cristianos y comenzó a perseguirlos. El padre de Andrés, san Ignacio Kim, fue martirizado en 1839.
Sin embargo, esto no le desanimó: fue a Macao para ingresar en el seminario y allí fue ordenado sacerdote en 1845 por el primer obispo de Seúl, el francés Mons. Jean-Joseph Ferréol. Consciente de los riesgos, regresó a Corea en 1846, donde fue arrestado. Se negó a apostatar, fue torturado y decapitado. Juan Pablo II lo canonizó junto a otros 102 mártires coreanos en 1984.
Para el cardenal You, figura ascendente de la Curia romana, la inauguración de esta estatua tiene un significado importante: convertido en su juventud, se inspiró mucho en este joven santo que procedía de la misma región que él, y comentó:
Andrés nos dice que una vida gastada en el amor, aunque cueste sacrificios, vuelve a ti en abundancia, te llena de alegría, te abre el camino a las buenas relaciones y te introduce en la verdadera alegría, que nunca se desvanece".
Las palabras del Papa Francisco
Los miembros de la delegación coreana fueron recibidos en audiencia por la mañana por el Papa Francisco, que recientemente dedicó toda una audiencia general a san Andrés Kim. El Pontífice alabó la audacia y el vigor de este país, afirmando que aún hoy "da un hermoso testimonio" cuando sigue a Jesucristo, como hizo el padre Andrés Kim dando su vida.
Consciente del potencial de esta Iglesia, el Papa también la animó a seguir evangelizando llegando más allá de sus fronteras. "Tenéis la gracia de tener tantas vocaciones sacerdotales; por favor, 'expulsadlas', enviadlas a las misiones", exclamó.
A primera hora de la tarde, el cardenal You presidió una misa en coreano en el altar de la Cátedra de la basílica vaticana, en la que la delegación estuvo acompañada por un gran número de católicos coreanos residentes en Italia, en particular monjas. Una de ellas, estudiante en Milán, se mostró encantada de ver a su santo nacional instalado en el Vaticano: "Es un verdadero honor para nosotras sentirnos parte de la Iglesia".
Un espacio reservado
Esculpida en inmaculado mármol de Carrara por un artista coreano, Han Ji-seop, la estatua, de más de tres metros de altura y más de dos kilos de peso, representa al joven sacerdote con su traje tradicional, sombrero de ala ancha y estola marcada con una cruz. En su base está escrito su nombre en coreano y latín, las fechas de su nacimiento y muerte (1821-1846) y la sencilla inscripción "sacerdote y mártir".
El nicho en el que se alza la imponente estatua, en la fachada norte de la basílica, está a los pies de la Capilla Sixtina. Se encuentra entre un nicho con San Gregorio el Iluminador, primer católico de Armenia, y san Marón, fundador de la Iglesia maronita en Líbano y Siria.
El cardenal Mauro Gambetti, que presidió la bendición de la estatua como Arcipreste de la Basílica Vaticana inmediatamente después de la misa, señaló que estos nichos se habían reservado anteriormente a los fundadores de las Iglesias orientales y a las principales órdenes religiosas católicas.
El cardenal italiano acogió con satisfacción la petición de los obispos coreanos de dar un lugar a este santo fundamental en la historia del catolicismo en Corea -es el patrón de los sacerdotes coreanos- 200 años después de su nacimiento. "Es el primer santo que representa a una comunidad católica nacional", dijo, antes de pronunciar las palabras de bendición.
A continuación, los cardenales Gambetti, You y Yeom rociaron la estatua con agua bendita, antes de escuchar un vibrante concierto de percusión tradicional, muy aplaudido por los fieles coreanos.