La música armoniza nuestro interior, dijo el Papa Benedicto XVI tras escuchar un concierto del Cuarteto de la Orquesta Filarmónica de Berlín en noviembre de 2006.
Convencidos de este poder, te proponemos un ejercicio práctico para experimentar cómo una obra musical puede ayudarte a ordenar la mente y el corazón.
En primer lugar sitúate en un lugar silencioso o ponte unos auriculares para evitar ruidos que puedan distraerte. Para que el ejercicio sea más eficaz, haz una breve oración introductoria pidiéndole a Dios que escuchar esta música te ayude a encontrar su paz.
Por qué Bach
La elección de la obra musical “Jesús, alegría de los hombres” de Johann Sebastian Bach es arbitraria. Se podían haber elegido millones de piezas compuestas a lo largo de la historia que contienen elementos de la perfección divina, reflejada en la creación. Aunque es cierto que este compositor barroco tenía un gran talento, conocimientos musicales y una sensibilidad extraordinaria que lo han convertido en un clásico.
Al leer los impactantes comentarios publicados en el video de Youtube se puede comprobar que esta música causa un efecto benéfico las personas.
Deja un tiempo para escucharla en silencio, tal vez con los ojos cerrados. Después sigue leyendo mientras continúa sonando la música.
Lo bello responde a un orden
Si prestas atención a la armonía, es decir, a la relación entre las notas que suenan al mismo tiempo, podemos descubrir acordes agradables al oído. Ningún sonido parece estar fuera de lugar. Esto lo consigue el compositor siguiendo unas estrictas reglas. A veces se logra de manera intuitiva, pero siempre responde a un orden matemático exacto.
Lo mismo ocurre con las leyes que permiten el orden en otras disciplinas, como la arquitectura o la pintura, o las que rigen el cosmos, de maneras misteriosas, muchas veces todavía no descifradas por los científicos.
Pon tu atención ahora en el contrapunto, en las melodías que forman las notas sucediéndose unas después de otras, ascendiendo o descendiendo, más largas o más breves…
Distingue las distintas frases musicales y cómo se entrelazan entre ellas, a veces como si fueran preguntas y respuestas.
Quizás te cueste distinguirlas todas, porque en esto Bach era un genio, e interpretar sus obras es todo un reto técnico e intelectual para los músicos. Por eso todavía hoy su repertorio se incluye en programas de estudio de todo el mundo.
Para el último ejercicio mental, quizás te ayude volver a escuchar la obra para enfocar tu atención en su estructura. Escucha cómo tiene varias partes también ordenadas con toda simetría: una introducción, un desarrollo, un punto más culminante y un cierre.
Cuando los estudiantes de música analizan las formas musicales clásicas, muchos se sorprenden al descubrir un equilibrio tan matemático en obras que les parecían fruto de una inspiración poco intelectual.
De la mente al corazón
Después de este análisis técnico, te invitamos a tomar conciencia de las sensaciones que esta música despierta en ti.
¿Quizás serenidad o la esperanza característica de las tonalidades mayores, el “equilibrio” del que hablaba Benedicto XVI?
En ese mismo discurso, el entonces Papa afirmó que la música:
Ofrece al oyente la posibilidad de percibir como en un espejo las vicisitudes de la historia personal y de la universal".
"Pero nos ofrece algo más -añadió-: mediante sus sonidos nos lleva, en cierto sentido, a otro mundo y armoniza nuestro interior".
"Al encontrar así un momento de paz, podemos ver, como desde una altura, las misteriosas realidades que el hombre trata de descifrar y que la luz de la fe nos ayuda a comprender mejor".
Puedes hacer este ejercicio con otra pieza musical que te inspire. Incluso si tienes conocimientos musicales, puedes componer tú una obra que refleje la Belleza eterna, esa que lo pone todo en su lugar, equilibra, sana y pacifica.