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La invitación oficial cursada por el episcopado argentino hace posible una visita del Papa Francisco en el primer semestre de 2024. Pero el tenso clima de las elecciones presidenciales, cuya segunda vuelta tendrá lugar el domingo 19 de noviembre, deja muchas incertidumbres.
El candidato populista Javier Milei, que ha manifestado su oposición a todos los principios de la doctrina social de la Iglesia, ha llamado abiertamente "hijo de puta" y "comunista" al Papa. Resulta difícil imaginarle dando la bienvenida a Francisco si fuera elegido Presidente, aunque ofreciera una disculpa bastante formal durante un debate televisado. El apoyo de una parte de la derecha tradicional, y en particular el del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), que mantuvo una relación notoriamente fría con el Papa Francisco, podría decantar el voto de algunas élites del país a favor de Javier Milei.
Frente a él, el candidato peronista de izquierdas Sergio Massa, ministro de Economía del Gobierno saliente, parece una figura más conciliadora, pero adolece de un historial económico desastroso. Con una inflación superior al 140% y más del 40% de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza, este vasto país está lleno de contradicciones.
Los numerosos mensajes del Papa Francisco sobre cuestiones alimentarias se explican por su profunda repulsa ante las desigualdades que lastran el desarrollo de su país natal: esta gran potencia exportadora de productos agrícolas nunca ha sido capaz de alimentar adecuadamente a toda su población, con algunos grupos sufriendo situaciones cercanas a la hambruna.
Durante sus más de 20 años como obispo de Buenos Aires (primero como obispo auxiliar desde 1992 y luego como arzobispo de 1998 a 2013), el cardenal Bergoglio ha aparecido como un incansable defensor de los más olvidados, sin dudar nunca en tronar contra las incoherencias de los sucesivos gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, hasta el punto de ser considerado por el presidente Néstor Kirchner, en 2004, como "el jefe espiritual de la oposición política".
El cardenal Bergoglio fue llamado a juicio en 2010 por su presunta connivencia con la dictadura argentina cuando era provincial de los jesuitas de Buenos Aires en la década de 1970. Finalmente fue exonerado, pero reveló que los jueces habían recibido un mandato del gobierno para neutralizar su postura pública, en particular su oposición al matrimonio homosexual.
Rechazo del riesgo de recuperación
Una vez convertido en Papa, Francisco se ha reunido en el Vaticano con muchos de los líderes políticos argentinos, mostrando incluso cordialidad con la presidenta Cristina Kirchner, que acudió a recibirle en la víspera de su Misa de investidura, en marzo de 2013. Pero a lo largo de sus encuentros, el Papa siempre se ha mostrado receloso ante las invitaciones para venir a su país, por el riesgo de recuperación política.
Para otros, se trata más bien del equilibrio psicológico del Papa. El periodista suizo Arnaud Bédat, fallecido en julio de 2023, era íntimo amigo de María Elena Bergoglio, la hermana menor del Pontífice. El autor del libro François l'Argentin (Francisco el argentino), buen conocedor de la mentalidad latinoamericana, había sacado de sus numerosos intercambios con la familia y el entorno de Jorge Mario Bergoglio la convicción de que una visita a Argentina seguida de un regreso a Roma representaría una carga emocional demasiado grande para este Papa octogenario. Sin embargo, tras haber visitado 11 países de América del Norte a América del Sur, parece poco probable que se llegue a un acuerdo definitivo sobre Argentina.
Además de Argentina, otro país podría recibir al Papa durante esta gira latinoamericana prevista para 2024. Se trata del vecino Uruguay, país con el que el Papa Francisco siempre ha mantenido estrechos lazos, en particular a través de su secretario personal de 2020 a 2023, el sacerdote uruguayo Gonzalo Aemilius.
Este país poco conocido, muy laico y secularizado y bastante cercano a Francia en términos culturales, vería así a su pequeña Iglesia católica local recibir un fuerte aliento del Papa como minoría creativa y franca. Uno de los principales leitmotiv del Pontífice argentino es mostrar que el debilitamiento estadístico del catolicismo, que pierde terreno en América Latina, no debe impedir a los católicos dar testimonio del Evangelio de Cristo en una postura proactiva y benévola, al servicio de toda la sociedad.