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"Ha sido el encuentro más intenso que he tenido nunca. ¡Qué privilegio! Momentos después de abandonar el Vaticano, Roseline Hamel aún parecía abrumada por su conversación con el Papa Francisco. Durante unos quince minutos, el miércoles 6 de diciembre por la mañana, le contó al Papa el "largo camino" de reconstrucción que había iniciado desde la tragedia del 26 de julio de 2016, el día en que degollaron a su hermano -el padre Hamel- mientras celebraba Misa en su pequeña iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía.
"Necesitaba decirle al Papa que hace siete años, cuando nos invitaron al Vaticano tres meses después de la muerte de nuestro hermano Jacques, no valoré el privilegio de acercarme a él. Estaba en una enorme burbuja de dolor", confiesa.
Así que le explicó al Papa Francisco cómo saca ahora su fuerza: de la fuerza que tenía su hermano cuando murió. "Mi hermano reconoció el espíritu malévolo que perturbaba las mentes y las almas de sus asesinos. Les dijo a cada uno de ellos: 'Vete Satanás'. En esta fuerza del perdón dada antes de morir, bebí para encontrar el camino que me mantiene en pie", testimonia.
"El Papa me respondió que comprendía mi inmenso dolor. Y me dio las gracias por mis palabras y mi camino", cuenta Roseline Hamel, todavía impresionada por la "sonrisa tranquilizadora" y la "mirada amable" de Francisco. "Tanto más cuanto que estaba muy mal de salud", añade.
A este respecto, la hermana del padre Hamel no dudó en hablar con simpatía al jefe de la Iglesia católica." Antes de que se fuera y me diera la espalda, le puse la mano en el hombro y le dije: 'Papa Francisco, soy como usted… Y se echó a reír", dice la mujer, que reza a su hermano mayor para que interceda por la salud del Papa. El Pontífice, que pronto cumplirá 87 años, permaneció de pie durante la audiencia, ayudándose con su bastón.
Roseline Hamel cantó delante del Papa
Durante el encuentro, Roseline Hamel pudo entregar al Papa Francisco varios regalos, empezando por una copia de una homilía recientemente encontrada que su hermano había escrito para el tiempo de Pascua. "A pesar de su edad, mi hermano seguía escribiendo todas sus homilías a mano, en papel de borrador", recuerda. Un baúl entero fue enviado a Roma para ser utilizado en el proceso de beatificación de su hermano.
"Cuando supe que podría ir a ver al Santo Padre, fotografié la homilía que acababa de encontrar y amplié la letra para entregársela", cuenta la octogenaria, que puede asegurar que el Papa se puso "muy, muy, muy contento" al recibir este regalo. "Su agradecimiento fue realmente grande". Para ella, cada Pascua está ahora asociada a la tragedia de su hermano. "Me duele pensar en la sangre derramada a los pies de su altar. Lo equiparo al martirio de Cristo".
Sobre la beatificación, Roseline Hamel "olvidó" preguntar al Papa sobre el estado del proceso. Pero está convencida de que la foto de su hermano entregada al Santo Padre servirá de "pequeño recordatorio". "Espero que esta beatificación se produzca antes de que me vaya de este mundo", murmuró, aunque la fase diocesana del proceso se cerró en 2019 y Roma estudia el caso desde entonces.
Ante el Papa, Roseline Hamel cantó también el estribillo que ella y su hermano solían tararear "cuando había tumulto" en las noticias del mundo: "Viena, Viena la paloma y su rama de olivo, en nuestros corazones y en este mundo donde la paz está aún por conquistar". Le regaló un cartel con la letra de la canción en italiano, así como una caja de galletas del Mont-Saint-Michel.
En esta secuencia cargada de emoción, el Papa Francisco bendijo la cruz que lleva Roseline, una cruz que su nieto le trajo de Padua. "Puso la mano en la cruz. Fue sobreacogedor".