Oleksandr Shvetsov, un soldado ucraniano, perdió una pierna en el frente en Donbass en 2014. A partir de ello se sumió en el abuso de sustancias y la desesperación. Sin embargo, fue en Lourdes donde encontró la paz. "En Lourdes salí del abismo de la guerra", afirma para Aleteia.
"No acepté lo que había pasado con mi vida. Empecé a beber y luego empecé a tomar anfetaminas. Pensé que me ayudaría mentalmente, pero fue una ilusión", admite. Mientras se hundía cada vez más en la desesperación, le ofrecieron un viaje a Lourdes .
Solía sufrir terribles dolores de cabeza. Desaparecieron después de un chapuzón en las piscinas del santuario y mi ansiedad también desapareció”
Confiesa ser demasiado pragmático para llamarlo un milagro, pero dice que en el fondo deseaba que sus compañeros veteranos pudieran experimentar algo similar, una experiencia que los pusiera en pie y le devolviera el sentido a la vida. Así nació la idea de peregrinar no solo al santuario al pie de los Pirineos, sino también a otros lugares religiosos importantes.
El autobús héroe
El proyecto recibió el nombre de "Autobus héroe" porque a Oleksandr le regalaron un autobús destartalado con dieciocho asientos. Sin embargo, no tenía fondos suficientes para organizar la primera peregrinación a Lourdes de los soldados mutilados. "Puse una publicación en Facebook e inmediatamente encontré a un hombre que aceptó pagar por todo", dice. Recuerda haberse sorprendido por un giro tan rápido de los acontecimientos.
Gracias al apoyo recibido, Oleksandr ha llevado a los veteranos al Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki, donde vivió santa Faustina y recibió apariciones de Cristo, así como a Tierra Santa, e incluso al Vaticano, donde el grupo conoció al Papa Francisco.
Hoy, las personas a las que ayudó Oleksandr lo llaman el samaritano de los soldados mutilados, pues muchos veteranos han logrado salir del túnel del alcoholismo y el estrés postraumático, aunque tras la invasión rusa de Ucrania, algunos de ellos se volvieron a alistar.