Todos estamos listos para la fiesta. Hemos pensando en qué ropa estrenar, en qué cenaremos, qué bebidas vamos preparar, en fin, para este punto lo másprobable es que no falte ningún detalle para que la celebración sea un éxito. Todos los invitados harán lo suyo para participar del festejo, con la finalidad de hacer realidad la feliz Navidad.
Sin embargo, cada vez es más frecuente que olvidemos lo principal: el festejado es el Niño que nació hace dos mil veintitrés años para alcanzarnos la salvación. Y quizá lo más grave es que hasta los católicos estamos cayendo en la trampa del consumismo. Por eso, es necesario hacer una seria reflexión sobre nuestra vida y lo que deseamos regalar al Hijo de Dios, en este próximo aniversario de su nacimiento.
Nada material alcanza para obsequiarle
Entramos a un dilema, ¿qué se le puede dar al Dueño del universo? Él nos hizo y somo suyos (Sal 100,3), así es que, lo mejor que podemos darle es algo espiritual, y, en nuestra humildad y finitud, podemos entregarle nuestros pecados, es decir, nuestra conversión absoluta. Por supuesto, ese propósito debe ser un afán diario, porque estamos en este mundo para ganarnos la salvación que Él ha obtenido con su muerte y resurrección, pero que hay que merecer con nuestros hechos de vida.
De la misma manera, cada quien sabe qué podría ser más agradable para el Señor. Quizá si nos dedicamos a hacer un detallado examen de conciencia, podremos hacer mejor nuestra selección. Aquí algunas ideas.
Una buena confesión
Mucha gente aprovecha estas fechas para pagar sus deudas y quedar en números negros con quienes tiene algún compromiso. De la misma manera, bien vale el esfuerzo (y la vergüenza), acercarse al sacramento de la Reconciliación para empezar bien el año y dar al Niño Jesús un alma limpia de pecado para su cumpleaños.
Misa en familia el 25 de diciembre
Aprovechando que ya nos confesamos, ¿qué mejor que ir a Misa y comulgar? No hay nada más gratificante para el cristiano que estar en paz y participar del cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo. Si lo hacemos con nuestra familia, será doble el gozo. Y en esta solemnísima ocasión, ofrecerlo al Niño que nace para unirnos con alegría a su fiesta.
Combatir un defecto o pecado
El cristiano católico sabe que la lucha contra el pecado es todos los días. Por eso, después de ese concienzudo examen, podemos seleccionar un defecto o pecado que se ha convertido en la piedra en el zapato que no nos deja avanzar espiritualmente. Una vez detectado podemos colocarlo en la lista de regalos para Jesús, como ofrenda agradabilísima para su cumpleaños. Además, puedes añadir la dedicatoria: para ti, Señor, porque el siguiente 25 de diciembre ya me habré deshecho de esto que no te gusta de mí.
Hacer obras de misericordia
Si, por fortuna, vas Misa todos los domingos y algunas veces entre semana (o quizá, a diario); si te confiesas seguido y haces oración diariamente, queda hacer obras de misericordia. Tenemos siete corporales y siete espirituales para elegir, pues al Señor lo encontraremos en esos hermanos más desafortunados a quienes auxiliar, viendo el rostro de Cristo en ellos.
Estas solo algunas ideas, seguramente cada quien puede ofrecer lo mejor de sí mismo. No nos quedemos sin obsequiarle algo al Hijo de Dios.