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El suicidio es un tema triste y complicado porque involucra a toda la familia de la persona que ha tomado esa decisión. Y cuando se trata de un católico, lo más seguro es que los familiares deseen llevar el cuerpo a Misa. ¿Qué pasa en estos casos?
La Iglesia ante el suicidio
Una y otra vez se plantea la cuestión de si se puede pedir una Misa por la intención de alguien que se ha suicidado. La Iglesia plantea la cuestión con claridad.
No somos dueños de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella. No nos corresponde a nosotros decidir su principio y su fin. La posición de la Iglesia católica sobre esta cuestión no ha cambiado.
Tampoco ha cambiado la valoración moral del suicidio por parte de la Iglesia: "El suicidio está en profunda contradicción con la justicia, la esperanza y el amor. Está prohibido por el quinto mandamiento", dice inequívocamente el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 2325).
¿Significa esto que todo suicida no tiene ninguna posibilidad de salvación? No solo en los siglos pasados, sino también hoy se pueden encontrar católicos que están convencidos de ello. Creen que, puesto que alguien ha muerto cometiendo un pecado mortal, está ciertamente condenado.
Siguiendo esta línea de razonamiento, se puede llegar a la conclusión de que a los suicidas no solo se les debería negar un funeral católico, sino que tampoco se deberían celebrar Misas por ellos, ni siquiera rezar por ellos.
Una historia nos aclara el dilema
La posición de la Iglesia es hoy diferente. Y no es en absoluto una cuestión de las últimas décadas. Es muy conocida la historia de san Juan Vianey, que vivió a finales del siglo XVIII, cuando consoló a la mujer de un hombre que se había quitado la vida saltando de un puente. Le dijo: "Entre el puente y el agua tuvo tiempo de pedir la misericordia de Dios".
Es un recordatorio muy crudo de que, hasta el último momento de la existencia humana en la tierra, la relación de una persona concreta con Dios es un misterio.
Si bien es cierto que la Iglesia declara ocasionalmente santos o beatos a algunos de sus fieles difuntos, contándolos así entre las filas de los salvados, no hay base para concluir que alguien esté condenado. Incluso si terminó su periplo terrenal con un suicidio.
Por eso, el Catecismo de la Iglesia Católica incluye una formulación en la que se afirma que no debe perderse la esperanza respecto a la salvación eterna de las personas que se han quitado la vida. "Dios, a su manera conocida, puede darles la posibilidad de un arrepentimiento salvífico". - explica el Catecismo (CIC 2283).
La Iglesia ora por todos
El punto del Catecismo citado más arriba añade otra cosa increíblemente importante para comprender el enfoque católico del suicidio: "La Iglesia reza por las personas que se han quitado la vida".
Esta sola frase da respuesta a las preguntas que uno puede oír especialmente de familiares, parientes, amigos de personas que se han quitado la vida. También a la pregunta que surge una y otra vez de si es posible solicitar una Misa por la intención de alguien que se ha suicidado. Sí se puede. Muchos teólogos y pastores alientan esta práctica.
Por ejemplo -como informó Radio Vaticano el pasado octubre-, el santuario de Santa Ana en Auray (Francia) organiza desde 2015 una jornada de oración dedicada a los campesinos que, incapaces de hacer frente a sus problemas cotidianos, han intentado suicidarse.
El diario La Croix informó que las víctimas de esta tragedia estaban simbolizadas por seiscientas cruces de madera colocadas frente al santuario. "Tras la Misa celebrada por el rector del santuario, sus participantes se dirigieron en procesión hacia las cruces para rezar por los muertos y amonestar a los campesinos franceses". - se describió en las páginas de Vatican News.
Encomendarlos a la misericordia divina
En su libro Preguntas indiferentes, publicado hace treinta y cinco años, el conocido teólogo polaco Fr. Jacek Salij OP animaba a una madre cuyo hijo se había suicidado a rezar estas palabras u otras parecidas durante una Misa ordenada por su intención:
Señor Jesucristo, toma en tus manos divinas el destino final de mi hijo. Ruega a tu Padre misericordioso que se digne perdonar sus pecados y admitirlo a la vista eterna de tu Rostro.
Tu oración, Jesucristo, Salvador de los hombres, es omnipotente. Tú no viniste a este mundo para condenarnos, sino para encontrar y salvar a toda oveja perdida.
Solo Tú puedes salvar a mi hijo de la muerte eterna. Señor Jesús, no tengo a nadie que pueda ayudarme. Jesús, ¡confío en que Tú me escucharás y le mostrarás misericordia!
¿Puede un suicida ir al cielo?
El sitio web youcat.org, cuyo contenido está oficialmente verificado y confirmado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en Roma, dice explícitamente que es posible ir al cielo después del suicidio.