Ser padre en la era de Internet es abrumador. Todo el mundo tiene una opinión diferente sobre cómo educar bien a los hijos, y todas esas opiniones te estallan en la cara 24 horas al día, siete días a la semana, en todas las redes sociales.
Son muchas. Y es difícil abrirse paso entre tanto ruido. Es natural que un padre se pregunte: "¿Qué es lo que realmente importa si queremos hacer lo correcto para nuestros hijos?"
A raíz de este pequeño análisis de Emily Oster, una economista que se ha hecho famosa por su enfoque basado en datos y sin rodeos de las presiones que sufren los padres, expuesto en sus libros superventas Expecting Better, Cribsheet y The Family Firm.
En el artículo cuenta que un amigo suyo estaba esperando su primer hijo y, debido a su gran experiencia en datos sobre crianza, se sentó con ella para preguntarle qué comportamientos son realmente importantes para ayudar a un niño a tener éxito. Sorprendida por la pregunta, no respondió en ese momento, pero le pareció tan sugerente que escribió sobre ello más tarde.
Según los datos disponibles, cita cuatro cosas que son las más importantes:
1LEER A LOS NIÑOS
"Hay pruebas de alta calidad que sugieren que leer a los niños pequeños repercute en los resultados, incluida su propia alfabetización".
2HABLAR A LOS NIÑOS
"Los investigadores han observado la relación entre la exposición al lenguaje hablado y el desarrollo del lenguaje".
3CUIDADO INFANTIL DE CALIDAD
"Tenemos pruebas de que el cuidado infantil negligente -cuidadores que no prestan atención a los niños, con oportunidades limitadas de interacción, etc.- tiene repercusiones negativas".
4NO DAR golpes
"Se ha demostrado, en diversos estudios, que el castigo físico empeora el comportamiento a largo plazo".
También cita a la investigadora Dra. Dana Suskind, que en una entrevista con Oster dijo: "Hay dos cosas cruciales y específicas que los niños necesitan para construir una base saludable de habilidades cognitivas y socioemocionales que les servirán toda la vida: la interacción enriquecedora con los cuidadores y la protección contra el estrés tóxico."
Resulta que lo más importante es tranquilizadoramente sencillo. Un entorno cálido, afectuoso y enriquecedor y la exposición al lenguaje son la clave. Mientras tanto, muchas otras cosas que nos preocupan resultan no importar demasiado.
Por supuesto, también sabemos que algunos niños que reciben lo mejor de un entorno afectuoso siguen teniendo resultados negativos, creciendo y eligiendo algo muy diferente de lo que sus padres soñaban y esperaban para ellos. En última instancia, solo Dios tiene el control, y a nosotros, los padres, se nos confía solo por un corto tiempo el cuidado de las almas de estos niños que pertenecen a Dios y no a nosotros.