"La juventud no es un periodo de la vida, es un estado de ánimo, un efecto de la voluntad", dijo el general MacArthur en una famosa cita. Sin duda, el general estadounidense no se equivoca, pero puede que haya olvidado un ingrediente importante: la oración. Y la hermana Inah lo sabe todo sobre este secreto de longevidad. A sus 115 años, esta monja brasileña es la más anciana del mundo. ¿Su secreto para rejuvenecer? "Rezo el rosario todos los días por todos los pueblos del mundo", explica al diario español Aci Prensa.
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Monja a los 19 años
La monja brasileña vive en Porto Alegre, en una residencia de ancianos cercana a la Casa Provincial de las Hermanas Teresianas de Brasil, comunidad a la que ingresó con 19 años, en 1927. Nacida en 1908, Inah era la segunda de siete hermanos.
Cuando uno de sus hermanos sugirió a su madre que enviara a Inah a estudiar a un convento de Rio Grande del Sul, donde había nacido, la niña preguntó inmediatamente qué era una monja. Cuando su madre le respondió que era una mujer que dedicaba su vida a Dios, Inah dijo: "Entonces voy a ser monja". Tras ingresar en el convento, la hermana Inah enseñó portugués, además de matemáticas, historia, ciencias, arte y religión en varios colegios teresianos de Río de Janeiro. Mientras enseñaba, convenció a varias de sus alumnas para que se hicieran monjas.
Siempre se centra en los demás y no en sí misma. No exige nada y lo aprecia todo".
Dos guerras mundiales, diez papas, grandes avances tecnológicos: ¡la hermana Inah ha visto pasar muchos trastornos ante sus propios ojos! El director de la residencia la describe como una mujer de fe, resistente y generosa.
"Siempre se centra en los demás y no en sí misma. No exige nada, lo aprecia todo y piensa que todo es siempre bueno. Reza por todos y se preocupa por todos", afirma. "Su vida es verdaderamente ejemplar", prosigue.
Muy activa a pesar de su avanzada edad, Sor Inah sigue participando en la vida comunitaria con las monjas. "Me siento muy agradecida con Dios porque fue la hermana Inah quien me guió por el camino de mi vocación", dice la hermana Velmira, la enfermera responsable de la salud de la hermana Inah, "y ahora puedo serle útil, ayudándola cuando me necesita".