Al inaugurar la Semana Santa en la Plaza de San Pedro con la Misa del Domingo de Ramos, una de las celebraciones más importantes del año para los católicos, el Papa Francisco ha optado por no pronunciar su homilía del 24 de marzo de 2024, lo cual ha causado cierta sorpresa.
Como cada año, el Domingo de Ramos, la plaza de San Pedro fue el escenario de una de las liturgias más bellas del año. Para conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, pocos días antes de que el pueblo se volviera finalmente contra él, las decenas de miles de fieles reunidos en San Pedro agitaron ramas de olivo mientras una procesión de 400 personas se extendía alrededor del obelisco situado en el centro de la plaza principal. Entre ellos, 55 cardenales y obispos blandían los famosos "parmureli", grandes hojas de palmera blanqueadas y tejidas.
En esta primera celebración de la Semana Santa, que concluirá el próximo domingo con la Misa de Pascua, los fieles pudieron escuchar el relato de la pasión y muerte de Cristo en la cruz. Pero, en contra de todas las expectativas, el Papa no prosiguió con la lectura de su homilía, dejando la plaza de San Pedro en un largo silencio antes de que la liturgia se reanudara con normalidad.
Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, no dio ninguna información sobre esta inusual situación. Un comunicado de prensa del Vaticano se limitó a señalar que tras la lectura del Evangelio había tenido lugar un "momento de silencio y oración".
Al no haber sido pronunciada por el Papa, la homilía preparada para la Misa del Domingo de Ramos y distribuida previamente a la prensa "no existe", según la Santa Sede, que declinó hacer comentarios.
El Papa vuelve a hablar al final de la Misa
Desde hace un mes, el Papa, aquejado de una infección respiratoria, delega regularmente en terceros la lectura de sus discursos y catequesis. Ayer, sin embargo, en un encuentro con varios centenares de empleados de la RAI, el grupo público italiano de radiodifusión, el pontífice leyó íntegramente su discurso y saludó largamente a sus anfitriones.
Durante las celebraciones del Domingo de Ramos, el Papa Francisco presidió la Misa, pero delegó en un cardenal la secuencia de la liturgia eucarística, como viene haciendo regularmente desde que se vio obligado a utilizar una silla de ruedas.
Al final de la Misa, el Papa Francisco volvió a tomar la palabra para lanzar una serie de llamamientos. En particular, aseguró sus oraciones a las víctimas del "cobarde atentado de Moscú". Por último, dio un largo paseo por los pasillos de la plaza de San Pedro en su papamóvil para saludar a los numerosos fieles presentes en Roma con motivo de la Semana Santa.