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"La fortaleza es una virtud fundamental, porque se toma en serio el desafío del mal en el mundo", explicó el Papa Francisco en la audiencia general del 10 de abril de 2024. Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco leyó íntegramente su catequesis del día, dedicada a la tercera de las virtudes cardinales.
La fortaleza es "la más combativa de las virtudes", explicó, relacionándola con "las pasiones", que "no son necesariamente el residuo del pecado", sino que "deben ser educadas, dirigidas y purificadas por el agua del bautismo, o mejor aún, por el fuego del Espíritu Santo". "Un cristiano sin coraje (...), que no molesta a nadie, es un cristiano inútil", añadió.
"Jesús no es un Dios diáfano, aséptico, ajeno a las emociones humanas", subrayó el Papa, recordando las lágrimas de Jesús ante la muerte de su amigo Lázaro, y "su alma apasionada", que se manifiesta en muchas secuencias de los Evangelios.
"La fortaleza es, ante todo, una victoria sobre nosotros mismos", dijo recordando que "la mayor parte de los miedos que surgen en nuestro interior son irreales y no se hacen realidad en absoluto". Frente a los "enemigos interiores que debemos vencer, cuyos nombres son ansiedad, angustia, miedo y culpa", el Papa señaló que "es mejor invocar al Espíritu Santo y afrontarlo todo con paciente fortaleza".
"El Señor está con nosotros si confiamos en Él y buscamos sinceramente el bien. Entonces, en cada situación, podemos contar con la providencia de Dios como escudo y armadura", insistió.
Luchar contra las "fuerzas oscuras de la muerte"
"Además de las pruebas interiores, existen también los enemigos exteriores: las pruebas de la vida, las persecuciones, las dificultades que no esperábamos y que nos sorprenden", advirtió Francisco, instando a resistir al relativismo de quienes niegan la existencia de "fuerzas oscuras que traen la muerte".
"Basta hojear un libro de historia, o por desgracia incluso los periódicos, para descubrir las malas acciones de las que somos en parte víctimas y en parte protagonistas: guerras, violencia, esclavitud, opresión de los pobres, heridas que nunca han sido curadas y que todavía sangran", lamentó. El Pontífice argentino señaló que "el Occidente cómodo" ha desarrollado una cultura que "ha aguado un poco las cosas", pero que también da lugar a "una sana nostalgia de los profetas".
Lamentando que escaseen las personas "visionarias", el Papa reconoció la necesidad de que "alguien nos saque del limbo en el que nos hemos instalado y nos haga repetir decididamente nuestro 'no' al mal y a todo lo que conduce a la indiferencia". "Debemos luchar", insistió el Papa Francisco.