Hermanos y hermanas,
En este Cuarto Domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, somos invitados a reflexionar sobre la imagen de Jesús como el Buen Pastor que cuida y protege a su rebaño. A través de las lecturas de hoy, encontramos consuelo y esperanza en el amor incondicional de Jesús por cada uno de nosotros, sus ovejas.
Consuelo y esperanza
En la primera lectura (Hch 4, 8-12), Pedro proclama valientemente el nombre de Jesús ante los líderes religiosos judíos. A pesar de la oposición y la persecución, Pedro testifica con audacia sobre la salvación que se encuentra solo en Jesucristo. Esta lectura nos recuerda que Jesús es el único camino hacia la vida eterna y que su nombre tiene poder para salvar.
En el Salmo Responsorial (Sal 118), proclamamos con alegría que el Señor es nuestro protector y salvador. Nos regocijamos en su amor eterno que nunca falla y en su fidelidad que perdura para siempre. Como ovejas de su rebaño, confiamos en su cuidado y nos deleitamos en su presencia constante en nuestras vidas.
En la segunda lectura (1 Jn 3, 1-2), Juan nos llama a contemplar el gran amor que Dios nos ha dado al llamarnos sus hijos. Nos recuerda que somos amados más allá de toda medida y que un día seremos transformados para ser como Jesús, nuestro Buen Pastor. Esta lectura nos invita a vivir en la esperanza de la vida eterna que nos espera en el abrazo amoroso de nuestro Padre celestial.
El amor que Jesús nos tiene va más allá de lo imaginable
En el Evangelio de hoy, Jesús se presenta como el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas. Esta imagen poderosa nos revela el profundo amor y la dedicación de Jesús hacia cada uno de nosotros. Él no es un pastor cualquiera, sino el Pastor Supremo que conoce a sus ovejas personalmente, las llama por su nombre y está dispuesto a dar su vida por ellas.
En este pasaje, Jesús contrasta el amor sacrificial del Buen Pastor con la actitud egoísta de los mercenarios que solo buscan su propio beneficio. Los mercenarios abandonan el rebaño en momentos de peligro, mientras que el Buen Pastor está dispuesto a enfrentar cualquier amenaza para proteger a sus ovejas. Jesús nos muestra que su amor por nosotros va más allá de lo imaginable: Él está dispuesto a dar su vida para que podamos tener vida en abundancia.
Como ovejas de su rebaño, somos llamados a reconocer la voz del Buen Pastor que nos llama a seguirlo. Él nos invita a confiar en su cuidado y a abandonarnos en sus brazos amorosos. Jesús conoce nuestras debilidades, nuestras luchas y nuestras necesidades más profundas. Él nos guía por el camino de la vida con ternura y compasión, prometiendo estar siempre a nuestro lado, incluso en los momentos más oscuros.
Preguntas para reflexionar:
Este Domingo del Buen Pastor nos desafía a reflexionar sobre nuestra relación con Jesús. ¿Estamos dispuestos a escuchar su voz y a seguirlo con confianza y devoción? ¿Confiamos en su amor y en su cuidado por nosotros, incluso cuando enfrentamos dificultades y pruebas? Jesús nos invita a renovar nuestra fe en él como el Buen Pastor que nos conduce hacia la vida eterna.
Que este domingo nos inspire a abrir nuestros corazones a la gracia y el amor de Jesús, nuestro Buen Pastor. Que podamos escuchar su voz con claridad y seguirlo con alegría y gratitud por el don de su amor redentor.
Amén.
Cuarto Domingo de Pascua - Ciclo B
Salmo responsorial: Sal 118
Segunda lectura: 1 Jn 3, 1-2
Evangelio: Jn 10, 11-18