Cada 15 de mayo recordamos y celebramos a todos aquellos maestros que nos han enseñado con amor y con compromiso, dedicando su vida a enseñar al que no sabe.
Lecciones que dejan huella
Por ello, reconocemos a todos aquellos, quienes día tras día se esfuerzan por compartirnos su conocimiento y ayudarnos a lograr nuestras metas. Aleteia entrevistó a varios adultos para conocer aquellas experiencias que los marcaron cuando eran estudiantes. Ellos nos compartieron cuáles fueron las virtudes de sus maestros que se quedaron para siempre en sus corazones:
1Confianza en nuestros talentos
Los maestros nos ayudan a confiar en nuestros talentos y a caminar con propósito. Montserrat Rodríguez, contó para Aleteia:
"En la preparatoria, un par de maestros hicieron que confiara más en mí misma, en los talentos que tenía. Siempre me ha gustado escribir, pero ellos veían que yo podía transmitir un gran mensaje a través de mis palabras. Es ahí donde entendí que la escritura debía ser mi profesión".
2Dedicación y tiempo
Uno de los puntos que más podemos destacar de nuestros maestros, según Dulce María Hernández, es la dedicación:
"Su dedicación y gran esfuerzo en su manera de enseñar, así como su atención hacia los alumnos, me dejaron una gran marca que permite que yo pueda seguir ese legado, aunque no es fácil, invita a seguir el llamado a enseñar y a dar todo de mí como mis maestros lo dieron por nosotros, sus alumnos".
3pasión
Todos tuvimos alguna materia que no nos gustaba tanto, sino que, lo que nos gustaba era la forma en la que nos explicaban las cosas, por ello, Fátima Navarro, nos platica el siguiente recuerdo:
"La maestra que me impartió clases de historia, me enseñó sobre la pasión y el amor hacia lo que haces. Sus clases siempre eran muy interesantes, llenas de mucha alegría y dinámicas que nos hacían transportarnos a los momentos que la historia nos contaba. Ella ha sido para mí un ejemplo de cómo vivir con amor y pasión lo que más amo hacer".
4Disciplina e inspiración
María José Frías compartió para Aleteia, una historia donde lo académico y la amistad se unen con el propósito de crecer:
"Cuando estaba en la prepa, tuve un maestro que influyó en mí. Me inspiró a decir lo que pensaba, a ser rigurosa, disciplinada y a ponerme metas altas y cumplirlas.
Él era muy riguroso, pero también muy justo y amable, no era nada complaciente y con eso me enseñó a darle a cada cosa su lugar. Me enseñó que las críticas a mi trabajo eran puntos de mejora, no ataques a mi persona; me hizo darme cuenta de que hay reglas, consecuencias, exigencias, y eso no es motivo de sufrimiento, ni quita que uno pueda construir una buena relación con quienes nos rodean, siempre y cuando, se separen las cosas y se actúe con madurez".
5Perseverancia
Finalmente, Guillermo Lezama, contó la manera en que logró aprender y pasar su materia.
"El recuerdo que tengo presente fue de una maestra de química, que en la preparatoria me habló y me dijo: 'este trimestre lo reprobaste, si no te recuperas para el siguiente, no pasas de año'. Yo respondí: 'No soy bueno en esta materia'; ella dijo: 'te daré las herramientas necesarias para que le tomes gusto'… Hubo ejemplos, material extra, ejercicios muy amigables y tareas extras. Entonces, para sorpresa mía, aprobé la materia sin ningún problema".