En julio de 2021, el Papa Francisco inauguró un nuevo periodo en el uso del misal de 1962 para la celebración de la Misa en la Iglesia romana. Este misal, que no ha estado en vigor desde que Pablo VI promulgó el misal resultante de la reforma del Concilio Vaticano II en 1969, no ha sido derogado.
En cuanto se cambió la forma del rito, algunos fieles quisieron seguir celebrando con el antiguo misal. Pablo VI fue el primero en emitir un indulto en 1971 para permitir esta celebración en Inglaterra.
Fueron sobre todo Juan Pablo II y luego Benedicto XVI, para pacificar la Iglesia y evitar la posición cismática que dio origen a la Sociedad de San Pío X, quienes liberalizaron este uso para las comunidades e incluso, en 2007, para cualquier sacerdote que lo deseara.
Sin embargo, en 2021, en un motu proprio titulado Traditionis custodes, el Papa Francisco consideró que esta liberalización no permitía que la liturgia se convirtiera en el lugar de la comunión eclesial. Por esta razón, las normas para celebrar la Misa con el misal de 1962 se han vuelto más estrictas.
Una situación aún inestable
Actualmente la situación aún no es estable. Sin embargo, un sacerdote solo puede celebrar la Misa antigua con la autorización de su obispo o, si fue ordenado después de la promulgación del motu proprio, la de Roma.
En general, las decisiones corresponden ahora a los obispos o a la Santa Sede. Por ejemplo, la erección de una parroquia que utilice el misal de 1962 depende ahora del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, dirigido por el cardenal Roche.
Por otra parte, cualquier sacerdote nombrado para una parroquia propia ya existente celebra de facto con el misal tridentino.
Quién puede celebrar la Misa tridentina
Tras las restricciones del verano, en diciembre de 2021 la Santa Sede publicó las respuestas a los dubia (dudas planteadas por eclesiásticos y enviadas al dicasterio correspondiente) que confirmaban el giro restrictivo.
Las comunidades tradicionales, cuyo carisma se basa en parte en la liturgia de San Pío V, veían con preocupación que solo se pudiera decir la Eucaristía, con exclusión de los demás sacramentos.
Desde entonces, la Fraternidad de San Pedro ha obtenido del propio Papa la posibilidad de utilizar todos los libros litúrgicos antiguos. Por el momento, esta jurisprudencia permite que muchas comunidades puedan seguir utilizando esta liturgia, pero con permiso de su obispo.