Lo esencial es a menudo más evidente para los jóvenes que para los mayores. Este pequeño brasileño, es un ejemplo perfecto. El 2 de junio, fiesta del Corpus Christi, el padre Gil Passio, sacerdote de la ciudad brasileña de Barbacena, publicó un adorable video. En él se ve al niño acercándose suavemente al sacerdote mientras éste presenta el Santísimo Sacramento a los fieles. El padre Gil se gira y se inclina para presentar la Hostia al niño, que extiende el brazo para llamar su atención. El niño extiende su manita para tocar la custodia, pero inmediatamente la retira, asombrado.
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Dejad que los niños vengan a mí
"Es un alma tan pura, creo que Jesús sonrió en ese momento…", "qué alegría para Jesús ver crecer a este pequeño en su presencia", "realmente es lindo ser católico", "llenarme los ojos de lágrimas a primera hora de la mañana por la pureza y el amor de un niño no tiene igual". Comentarios como estos inundaron el post que en poco más de dos días ya ha acumulado más de dos millones de vistas.
Esta conmovedora secuencia es un magnífico ejemplo de la enseñanza de Jesús a sus discípulos, cuando les dijo: "Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos". (Lc, 18, 16)
Con su inocente audacia, el pequeño no tiene miedo de cruzar la iglesia para pedir su parte extendiendo los brazos hacia el Santísimo Sacramento. La actitud del pequeño es una inspiración para todos nosotros: no tengas nunca miedo de atreverte, de todo corazón, a extender los brazos hacia Cristo.