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Un vacío (en la memoria) en la biblioteca de los papas

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Effondrement d'une partie de la la Bibliothèque apostolique vaticane en 1931.

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Camille Dalmas - publicado el 04/06/24
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En 1931, la Biblioteca Apostólica Vaticana fue escenario de una catástrofe fatal cuya causa nunca se determinó. Reconstruido idénticamente en un tiempo récord, este doloroso episodio sigue siendo un "agujero" en la historia de la institución

"A las 16:45 horas del miércoles 22 de diciembre, un espantoso estruendo causó alarma en la zona de la Ciudad del Vaticano adyacente al Belvedere: se había producido un catastrófico derrumbe en los edificios de la Biblioteca Vaticana. De las ventanas y puertas del brazo de la Biblioteca que cierra el patio norte salen densas columnas de polvo, mientras que el crujido de las vigas y el desmoronamiento de los materiales revelan más amenazas inminentes de derrumbe. Trabajadores y estudiosos consternados salieron corriendo por la entrada del edificio". Así informaba la prensa italiana de la tragedia ocurrida en el Vaticano apenas tres días antes de la Navidad de 1931.

En un instante, toda una sección del edificio de la Biblioteca Vaticana se había derrumbado, matando a cinco trabajadores que se encontraban en el lugar y destruyendo casi 15 mil valiosos volúmenes -pertenecientes a las secciones de historia inglesa y alemana, derecho canónico y civil, epigrafía y hagiografía-.

El pro-prefecto de la biblioteca, el futuro cardenal Eugène Tisserant, hizo oficial la noticia, declarando que el Papa Pío XI había sido notificado inmediatamente. Dos días más tarde, varias secciones del edificio, ahora partido en dos desde el tejado hasta la planta baja, volvieron a derrumbarse, causando un gran revuelo.

Se necesitaron más de 250 camiones para retirar todos los escombros. Pero el 3 de abril de 1933, menos de un año y seis meses después, el Papa Pío XI pudo visitar una biblioteca apostólica vaticana completamente restaurada a su estado original, toda una proeza. Solo faltaban las famosas grotescas coloreadas de las "Estancias Sixtinas" de Giovanni Guerra, pintadas poco después. Pero, ¿por qué tanta prisa por reconstruir?

Escándalo en el Vaticano

Naturalmente, la muerte de los obreros que estaban renovando el edificio de la biblioteca dio lugar a la apertura de varias investigaciones encargadas por el propio Papa. Había dos teorías opuestas: por un lado, los que creían que el derrumbe se había originado desde arriba, que consideraban que el problema radicaba en el edificio, diseñado por el gran arquitecto napolitano Domenico Fontana en el siglo XVI. Las obras se habían llevado a cabo con rapidez en aquella época, y los cimientos, que parecían frágiles, habían dado lugar de hecho a obras de refuerzo de los pilares centrales de la planta baja, proyecto encargado a una empresa llamada Fagiani.

Fueron algunos de los trabajadores de la empresa los que murieron en el derrumbe. Y ellos fueron la causa de la segunda teoría, la de un derrumbe desde abajo, causado por un trabajo de renovación descuidado o incluso incompetente. Como los renovadores habían venido a renovar un edificio después de que aparecieran signos de desgaste, las investigaciones se convirtieron rápidamente en un dilema del huevo y la gallina.

Pero el asunto fue ganando terreno en la opinión pública, obligando a Mons. Eugène Tisserant a criticar en enero "la preocupación exagerada que ha surgido en la opinión pública". Pero el reto para el Vaticano era también tranquilizar a la comunidad científica internacional para no empañar la imagen de la institución tras la destrucción de tantos volúmenes, señala la historiadora de la arquitectura Nicoletta Marconi en su profundo estudio del incidente. Era necesario reconstruir rápidamente, lo que puede explicar la insistencia de Mons. Tisserant en que los daños eran "totalmente reparables". No fue el único en desearlo.

El "Papa bibliotecario"

"La biblioteca se salvó por un hecho: la presencia de Pío XI en el Vaticano", explica el padre Giacomo Cardinale, empleado de la Biblioteca Vaticana que ha exhumado fotos de la tragedia en el marco de la exposición Memorias de Babel (1 de marzo-22 de junio de 2024), de la que es comisario. Alertado de la catástrofe, el Papa se tomó muy a pecho la situación, y con razón: elegido en 1922, este erudito había ocupado anteriormente el cargo de Prefecto de la Biblioteca Vaticana durante cuatro años.

Una vez en el trono de Pedro, Pío XI había emprendido importantes obras de modernización de la biblioteca, recurriendo a una empresa americana especializada en la construcción de edificios para levantar un auténtico rascacielos de libros en una sala contigua que antes se había dedicado a mosaicos y carruajes. Este desastre supuso para él un serio revés. Cuando llegó al lugar de la tragedia, se le citó diciendo: "Era una obra de arte que no debería haberse tocado". Luego, según uno de sus secretarios, prometió: "La Biblioteca se reconstruirá como estaba".

En marzo de 1932, la investigación llegó a su veredicto: por falta de pruebas suficientes, no se consideró a nadie responsable del desastre, ni a Domenico Fontana ni a Fagiani. Sin embargo, el ingeniero jefe de Fagiani fue despedido por gestión inadecuada de las obras. Los detalles de la investigación nunca se hicieron públicos. Posteriormente, Pío XI creó una comisión permanente para supervisar y conservar la obra.

Información práctica:

Exposición Memorias de Babel , del 1 de marzo al 22 de junio de 2024, Biblioteca Vaticana, con obras del artista francés Alain Fleischer.
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