La Iglesia católica resguarda una inmensa riqueza de gracias que están al alcance de todos los fieles, y una de las más apreciadas es la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, promovido por varios santos, pero especialmente por santa Margarita María Alacoque.
Una devoción siempre actual
En su encíclica Sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, el Papa Pío XII recordaba las palabras del Papa León XIII, quien encomiaba al Señor con una palabras que siguen siendo actuales:
"Ante la amenaza de las graves desgracias que hace ya mucho tiempo se ciernen sobre nosotros, urge recurrir a Aquel único, que puede alejarlas. Mas ¿quién podrá ser Este sino Jesucristo, el Unigénito de Dios? 'Porque debajo del cielo no existe otro nombre, dado a los
hombres, en el cual hayamos de ser salvos'. Por lo tanto, a Él debemos recurrir, que es
'camino, verdad y vida'"
La letanía de santa Margarita
Por eso, acerquémonos al amorosísimo Corazón del Señor que nos ama y quiere que confiemos plenamente en Él, con esta letanía a santa Margarita María Alacoque, que tuvo la dicha de ver y escuchar a Jesús:
Señor ten piedad de nosotros,
Cristo ten piedad de nosotros,
Señor ten piedad de nosotros,
Cristo óyenos,
Cristo escúchanos,
Dios Padre del cielo, ten piedad de nosotros
Dios Hijo redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Trinidad Santa único Dios, ruega por nosotros
Santa María, Madre de Dios y patrona de la Orden de la Visitación, ruega por nosotros
Santa Margarita María, discípula y apóstol del Sagrado Corazón, ruega por nosotros
Tú que tuviste a la Virgen Inmaculada por madre y maestra, ruega por nosotros
Preciosa perla del Reino de los cielos, ...
Tú que estuviste asociada a los serafines en adorar al Corazón de Jesús,
Víctima y holocausto de Corazón de Jesús,
Adoradora privilegiada del Corazón de Jesús,
Imagen fiel de Corazón de Jesús,
Tú que, como san Juan, recostaste tu cabeza en el Corazón de Jesús,
Paloma pura que hiciste tu morada en la llaga del Corazón de Jesús,
Tú que viviste profundamente escondida en el Corazón de Jesús,
Modelo de obediencia y mortificación,
Imitadora fiel de la humildad y mansedumbre del Corazón de Jesús,
Violeta del jardín de san Francisco de Sales que vertió por el mundo el buen olor de Cristo,
Tú que fuiste crucificada con Cristo,
Tú a quien el Espíritu Santo ungió con el don de profecía,
Sabia y gentil guía de almas llamada a la vida religiosa,
Abogada misericordiosa de los pecadores,
Amante benefactora de los enfermos,
Gozo de la Orden y gloria de tu pueblo,
Tú que extiendes tu especial protección sobre todos los que son devotos del Sagrado Corazón,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de nosotros.