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Niño hiperregalado: cómo gestionar los regalos de la familia

En Navidad, el consumismo acecha.

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Adriana Bello - publicado el 27/12/22
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La colaboradora de Aleteia Adriana Bello invita a ver esta situación como una oportunidad para practicar el agradecimiento y la generosidad

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No es que los juguetes sean malos; al contrario, pueden ayudar al proceso de desarrollo y aprendizaje de los niños.

Sin embargo, cuando son en exceso, pueden ocasionar el efecto contrario:

  • los niños no aprecian tanto lo que tienen,
  • se pueden tornar caprichosos y avaros,
  • disminuye su concentración de otras tareas que también son importantes,
  • afecta el orden del hogar, que a su vez repercute en todos los miembros de la familia, generando discusiones, estrés, etc.

Por eso Navidad puede ser una época de retos. Si bien los padres pueden controlar los juguetes que ellos mismos dan a sus hijos, están los del entorno.

Sé que quizá puede dar un poco de vergüenza pedirles a los familiares que no regalen esto o aquello, pero creo que es también quizá escoger la forma correcta de comunicarlo, desde el corazón y el entendimiento, explicándole tus razones y las consecuencias que puede traer el exceso de regalos, conocido por los profesionales como el "síndrome del niño hiper-regalado".

Cómo prevenirlo

Teniendo la víspera de Reyes cerca (y pensando también en las próximas Navidades o hasta en otras fiestas como cumpleaños, primeras comuniones, etc) sugiérele a tus familiares y amigos que, en lugar de objetos materiales, les regalen a tus hijos experiencias que le queden para el recuerdo o contribuyan con su crecimiento (clases de cocina si les gusta, entradas para algún espectáculo cultural, alguna práctica deportiva, entre otras).

Como algunas de estas experiencias pueden ser más costosas, también puedes sugerirles que se unan varios para hacer este regalo o brindar alguna experiencia aún más especial (como dos semanas en un campamento de verano, por ejemplo).

Para esos familiares y amigos que se empeñan en regalar objetos (porque les gusta la idea de envolverlo y entregarle algo en sus manos), puedes pedirles que sean juguetes que fomenten la actividad física (patines, pelotas, etc), su capacidad creativa (kits para hacer sus propios accesorios, plastilina, libros, acuarelas, etc) y/o los inviten a compartir (como los juegos de mesa).

Qué hacer si mi familia igual no me hace caso (o no les avisaste)

Creo que casi todos hemos estado en esa situación donde por más que digamos a nuestra familia y amigos con la mejor de las intenciones que por favor no hagan esto o aquello, igual lo hacen. Entonces, ¿qué hacer si en estas Navidades nos vemos desbordados de regalos?

Una niña se lanza en brazos de su abuelo en Navidad.

Primero, agradecer a Dios porque son muchas las personas que no reciben ni un obsequio en Navidad, bien sea porque están solos o por factores económicos.

Aunque no nos haya gustado el regalo, aunque les hayamos pedido que no compraran tantas cosas o que se fueran mejor por otro tipo de obsequio, la verdad es que estoy segura que la grandísima mayoría lo hizo desde el amor y hay que agradecer que las personas quieran, de forma errada o no, ver felices a nuestros hijos recibiendo regalos.

También es importante que los niños aprendan a agradecer, que no den por sentado esos juguetes o se crean merecedores de ellos. Que digan gracias en el momento que los reciben (antes de abrirlos) o que llamen al día siguiente a quienes dejaron esos obsequios días antes. 

Lo segundo es que puedes dosificar esos regalos. Puedes abrirlos en distintos días e ir observando aquellos juguetes a los que recurre constantemente y aquellos que no (cuando son pequeños, estos juguetes pueden ir desapareciendo poco a poco en el tiempo). De esta manera, cada día será una ilusión nueva y seguramente apreciarán más y tendrán mayor conciencia de cada regalo material que reciben.

Asimismo, puedes guardar aquellos que quizá no son indicados para su edad para el futuro u otra ocasión.

Ocasión de ser generosos

Cuando los niños son grandes, puedes pedirles que, en función de la cantidad de juguetes que recibieron (sobre todo si son muchos), escojan de los que ya tenían (o incluso de los nuevos) para donarlos a la iglesia o alguna organización benéfica.

Es el momento ideal para enseñarles a ser generosos y empáticos con el prójimo; pero también que, aunque quizá no le haya gustado el obsequio y por eso papá y mamá le dicen para dárselo a alguien más, la persona que se los dio lo hizo pensando en ellos y que lo más importante es el cariño que les tiene y lo felices que harán a otro niño.

¡Juega con ellos!

Quizá algunos padres y familiares quieren llenar a sus hijos de regalos materiales porque creen que así es que los hacen felices o para compensar el poco tiempo que le pueden dedicar por el tipo de trabajo que tienen o el ajetreo del día a día. La verdad es que muchas veces los niños se aburren de un juguete y es porque no tienen con quién jugar o compartir la emoción de tenerlo.

Aprovecha estos días y comparte con los niños en casa, juega tú también con ese regalo que el Niño Jesús o los Reyes le trajeron.

Ve y juega con tu sobrino con esa pelota que le obsequiaste, peina con tu nieta esa muñeca que le compraste… lo más importante es el tiempo que pasan juntos, la diversión y risas compartidas, y los recuerdos que van a acompañarlos el resto de sus vidas.

Ah, y por supuesto que todas estas recomendaciones aplican para el adulto hiperregalado también.

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