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La repostería monástica es una tradición que se remonta a siglos atrás, cuando las monjas de clausura elaboraban, con sus propias manos, los dulces que ofrecían a los fieles y a los visitantes de sus conventos. Hoy en día, esta artesanía religiosa sigue vigente y nos ofrece una variedad de productos que son un auténtico manjar para el paladar, y también para la salud.
El origen de la repostería monástica se remonta a la Edad Media, cuando las monjas de clausura aprovechaban los ingredientes que tenían a su alcance —como harina, azúcar, miel, almendras, huevos y especias— para elaborar dulces que ofrecían a los fieles y a los visitantes de sus conventos.
Algunos de estos dulces tienen una historia muy antigua, como el mazapán, que se dice que se hizo por primera vez en el convento de San Clemente (Sevilla) hace ochocientos años. La repostería monástica se fue enriqueciendo con el paso del tiempo, incorporando influencias de la cocina andalusí, la cocina sefardí y la cocina francesa. También se vinculó a las celebraciones religiosas cristianas, como la Navidad y la Semana Santa, y al santoral, como las yemas de Santa Teresa o los huesos de San Expedito.
¿Qué tiene de especial la repostería monástica?
La repostería monástica se caracteriza por utilizar ingredientes naturales, de calidad y de temporada, sin aditivos ni conservantes artificiales. Además, se elabora con mucho cariño, dedicación y oración, lo que le confiere un valor añadido que trasciende lo meramente gastronómico.
Entre los productos más típicos de la repostería monástica encontramos el mazapán, los mantecados, los polvorones, las yemas, las tejas, los roscones, las trufas y muchos más. Cada convento tiene sus propias recetas, transmitidas de generación en generación, y sus especialidades, que reflejan la influencia de la cultura local y la historia del lugar.
¿Qué beneficios tiene la repostería monástica para la salud?
La repostería monástica no solo es deliciosa, sino también nutritiva y saludable. Algunos de los beneficios que aporta son:
- Es rica en fibra, gracias al uso de harinas integrales y frutos secos, lo que favorece el tránsito intestinal.
- Es fuente de proteínas vegetales, procedentes de las legumbres, los frutos secos y la avena, que contribuyen al mantenimiento de la masa muscular y al buen funcionamiento del organismo.
- Es baja en grasas saturadas y colesterol, al sustituir parte de las grasas por yogur natural, queso fresco o aguacate, que aportan grasas insaturadas beneficiosas para el corazón.
- Es moderada en azúcar, al reducir la cantidad o emplear alternativas naturales como la fruta madura, las frutas secas o la miel, que además aportan vitaminas, minerales y antioxidantes.
- Es variada y equilibrada, al combinar diferentes tipos de cereales, frutos secos, frutas y verduras, que proporcionan una amplia gama de nutrientes esenciales para el cuerpo y el cerebro.
¿Dónde se puede comprar esta repostería monástica?
La repostería monástica se puede adquirir directamente en los conventos o en ferias y exposiciones especializadas, así como en DeClausura.com, que distribuye los productos de varios conventos.
Comprar repostería monástica no solo es una forma de disfrutar de unos dulces exquisitos y saludables, sino también de apoyar la vida contemplativa de las monjas de clausura, que dedican su existencia a la oración y al servicio a Dios. Así pues, la repostería monástica es un dulce regalo para el cuerpo y el alma.