Los santuarios ocupan un lugar muy especial en la tradición católica y en el cristianismo en general. Desde los primeros tiempos, los santuarios han sido lugares sagrados de peregrinación, oración y devoción. Significativos por su significado religioso, la mayoría de los santuarios lo son también por su importancia histórica y cultural dentro de la tradición cristiana, pero también para la humanidad en su conjunto, independientemente de la propia confesión.
El Catecismo de la Iglesia Católica define un santuario como:
"Una iglesia u otro lugar sagrado que, con la aprobación del Ordinario del lugar, es frecuentado por los fieles como peregrinos en razón de una especial devoción" (Cf. Canon 1230). "Ordinario" en este sentido se refiere generalmente al obispo.
Los santuarios suelen albergar reliquias, imágenes o estatuas de santos considerados excepcionales, y están dedicados a la veneración de estas figuras santas. Los peregrinos visitan los santuarios para buscar consuelo, crecimiento espiritual y profundizar en su conexión con Dios, a menudo a través de la intercesión de los santos, si dicho santuario está dedicado a honrar la memoria de un santo concreto.
Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe
Uno de los santuarios más conocidos de la tradición católica es la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México. Este santuario está dedicado a la Virgen María bajo su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de las Américas. Millones de peregrinos visitan la basílica cada año, lo que la convierte en uno de los santuarios católicos más visitados del mundo. La tilma (es decir, el manto) de San Juan Diego, impresa con la imagen milagrosa de Nuestra Señora, se exhibe en el santuario y atrae a innumerables fieles que buscan su intercesión.
Santuario de Nuestra Señora de Lourdes
Lourdes (Francia) alberga otro famoso y querido santuario católico. El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes se encuentra en el lugar donde Santa Bernadette Soubirous experimentó una serie de apariciones marianas en 1858. Desde entonces, la gruta se ha convertido en un lugar de peregrinación conocido por sus aguas curativas, a las que muchos atribuyen propiedades milagrosas.
Basílica de San Pedro
La Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano es, en sí misma, un santuario importante debido a su asociación con San Pedro, el primer Papa. Peregrinos de todo el mundo acuden a esta gran basílica para celebrar la fe y la historia de la tradición católica en su mismo corazón.
El Catecismo subraya la importancia de los santuarios como lugares de especial devoción. Al designar un lugar como santuario, la Iglesia invita a los fieles a reunirse allí con espíritu de fe, a reflexionar sobre los misterios de dicha fe y a profundizar en su relación con Dios y con los demás.