Seguramente has escuchado el dicho: "El dinero no compra la felicidad". Sin embargo, la sociedad nos ha hecho creer lo contrario. Sobre todo al llegar a la etapa de la adolescencia y juventud; donde comenzamos a valorar a las personas de acuerdo a lo que poseen y no a su esencia y valor como personas.
¿Por qué ocurre esto?
Erich Fromm, psicoanalista y psicólogo social, en su libro ¿Ser o Tener? Describió que el ser humano ha desvalorizado aquellas cosas que son propias de la belleza del ser. Haciendo un extenso análisis sobre las cualidades y capacidades que tiene la persona por naturaleza, y, por otro lado, su búsqueda a un mejor "status" con bienes materiales para que lo haga ver mejor, aparentemente.
Mucho tiene que ver la influencia de las redes sociales, especialmente TikTok e Instagram, así como las series y películas de entretenimiento juvenil que han inculcado la idea de que quien tiene el mejor auto, el último modelo de celular o el "outfit" más caro vale más.
Pues en ellas se ve un estilo de vida perfecto, ciertos comportamientos y lujos que debe haber en nuestras vidas si es que queremos estar en una ola de moda, dejando a un lado lo más hermoso de cada persona, que es su esencia.
Eres mucho más de lo que tienes
Toda persona en sí misma es única y valorada por su capacidad de amar y ser amado, sus talentos y habilidades, así como también lo es la felicidad que puede encontrar en su vida.
Presta atención a estos consejos para no caer en las trampas en el consumismo:
1Haz compras conscientes
El Papa Francisco en una de sus encíclicas, Laudato Sí, escribió: "menos es más".
Por ello, cuando vayas a realizar una compra, pregúntate el motivo. Es decir, si es porque lo necesitas o porque está de moda y tus amigos o algún influencer lo tienen.
2Valórate
Sé consciente del gran valor que tienes por naturaleza. Sácale provecho a los dones, habilidades y talentos que Dios te ha dado, pues te hacen único.
3No deshumanizar a quienes te rodean
Una de las capacidades de toda persona es la de amar, por ello, mira a las personas por lo que valen y no por lo que tienen, trátalas con amor, paciencia y respeto, admirando cada parte de su esencia.