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"Ganar la batalla contra la lujuria, contra la 'cosificación' del otro, puede ser un asunto de toda la vida", deslizó el Papa Francisco durante la audiencia general que presidió el 17 de enero de 2023 en el Aula Pablo VI del Vaticano. Continuando su serie de catequesis sobre los vicios y las virtudes, advirtió a las parejas católicas contra "una gestión malsana de la sexualidad".
Tras centrarse el miércoles pasado en la gula, el Papa meditó esta vez sobre la lujuria, que definió como "una especie de 'voracidad' hacia otra persona", o una "relación envenenada […] particularmente en el ámbito de la sexualidad".
"En el cristianismo, no hay ninguna condena del instinto sexual", advirtió de entrada el jefe de la Iglesia católica, refiriéndose al texto bíblico del Cantar de los Cantares, un poema de amor entre dos novios. Pero el "demonio de la lujuria", un vicio "particularmente odioso", puede colarse en una relación amorosa, añadió.
La castidad es el deseo de no poseer nunca a la otra persona
Para el Pontífice, de 87 años, este vicio "devasta las relaciones entre las personas". Refiriéndose a las noticias diarias de "relaciones tóxicas" que han perdido el "sentido de los límites", dijo que a estas relaciones les falta "castidad". La castidad no es "abstinencia sexual", sino "el deseo de no poseer nunca a la otra persona", añadió.
Mientras que el amor "significa respetar al otro, buscar su felicidad, cultivar la empatía por sus sentimientos", la lujuria, en cambio, busca "solo atajos", "saquea, roba, consume de prisa, no quiere escuchar a los demás sino solo sus propias necesidades y su propio placer", explicó el 266º Papa.
El Pontífice argentino insistió en los males particulares de la lujuria, dado que "de todos los placeres humanos, la sexualidad tiene una voz poderosa" que "involucra todos los sentidos" y afecta "tanto al cuerpo como a la psique". Si no se disciplina con paciencia, la sexualidad "se convierte en una cadena que priva al hombre de su libertad", dijo, advirtiendo contra "la pornografía, una satisfacción sin relación que puede generar formas de dependencia".
"El camino del amor debe recorrerse lentamente, y […] esta paciencia, lejos de ser sinónimo de aburrimiento, permite hacer felices nuestras relaciones amorosas", prosiguió el obispo de Roma.
Ante las jóvenes parejas que se encontraban en las primeras filas del Aula Pablo VI, que habían acudido vestidas de boda para ser bendecidas, afirmó que "construir juntos una historia es mejor que lanzarse a la aventura, cultivar la ternura es mejor que ceder al demonio de la posesión, servir es mejor que vencer".
Al saludar a los polacos al final del encuentro, el Papa deseó que "el ejemplo y la intercesión de Juan Pablo II, que educó a los jóvenes en el amor maduro", les ayuden en su lucha contra la lujuria. La recompensa de esta lucha es "incomparable", porque defiende "la belleza que Dios inscribió en su creación, cuando imaginó el amor entre el hombre y la mujer", concluyó.