En el Diario de santa Faustina, ella escribe sobre una revelación privada que tuvo del Señor de la Misericordia hablándole sobre Polonia y una "chispa" que saldría del país, anunciando la segunda venida de Jesús.
Mientras oraba por Polonia, escuché las palabras:
"Tengo un amor especial por Polonia, y si ella es obediente a Mi voluntad, la exaltaré en poder y santidad. De ella saldrá la chispa que preparará al mundo para Mi venida final".
Estas palabras crípticas de Jesús nunca se explican por completo y han sido objeto de muchas interpretaciones a lo largo de los años.
La interpretación de Juan Pablo II
Cuando visitó Polonia en 2002, san Juan Pablo II citó estas palabras de Jesús. Y dijo que se referían a la devoción a la Divina Misericordia:
Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza.
Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús: de aquí debe salir 'la chispa que preparará al mundo para su última venida' (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568).
Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad.
Os encomiendo esta tarea a vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, a la Iglesia que está en Cracovia y en Polonia, y a todos los devotos de la Misericordia divina que vengan de Polonia y del mundo entero. ¡Sed testigos de la misericordia!
El antídoto contra la violencia
Algunos creen que no fue solo santa Faustina y el mensaje de la Divina Misericordia, sino también san Juan Pablo II, quienes juntos fueron la "chispa" de Polonia para el mundo.
Es verdad que nunca sabremos el día ni la hora de la segunda venida de Jesús. Pero todavía podemos hacer nuestros preparativos hoy, sumergiéndonos en el mensaje de su Divina Misericordia.
Dios quiere que conozcamos el amor y la misericordia que tiene por la humanidad. Y san Juan Pablo II creía que este mensaje era el antídoto contra la violencia en el mundo.
En todos los continentes, desde lo más profundo del sufrimiento humano, parece surgir un grito de misericordia.
Donde dominan el odio y la sed de venganza, donde la guerra trae sufrimiento y muerte a los inocentes, allí se necesita la gracia de la misericordia. Para asentar la mente y el corazón de los hombres y lograr la paz.
Donde falta el respeto por la vida y la dignidad humana, se necesita el amor misericordioso de Dios. A su luz vemos el valor inefable de todo ser humano.