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Cuando se examina de cerca la vida de los santos a menudo nos encontramos ante verdaderos héroes, personas que tenían sentido del sacrificio, que se centraban en los demás y que tenían un amor inconmensurable por Dios en sus corazones. Santa Juana de Arco, Santa Teresa de Lisieux, San Maximiliano Kolbe, San Padre Pío, el Beato Carlo Acutis… tantas historias diferentes y extraordinarias para inspirarte en tu vida cotidiana.
Imitar a los santos suscita nuevas virtudes
Una cosa es saber que el amor cristiano exige sacrificios, y otra muy distinta ver las acciones concretas de santos como san Maximiliano Kolbe, que dio su vida para salvar la de otro prisionero. Una cosa es comprender que la maternidad es una entrega total a un hijo, y otra muy distinta ver cómo se concretó en la vida de santa Gianna Beretta Molla, que sacrificó su vida para proteger la de su hijo no nacido.
La vida y las virtudes de los santos son inspiradoras. Descubrir sus historias nos anima a imitar su paciencia, bondad, valentía y amor. Al igual que edificaron a otros santos en el pasado, pueden edificar a los cristianos de hoy. Santa Juana de Arco inspiró a santa Teresa de Lisieux, san Ambrosio influyó en san Agustín y san Padre Pío inspiró a Carlo Acutis.
Fracaso y santidad no son opuestos
No solo los éxitos de los santos pueden ser fuente de inspiración y reflexión, sino también sus fracasos. A pesar de las dificultades y los pecados, los santos demuestran que siempre es posible resurgir y santificarse…. Y eso nos da una gran esperanza.
Por ejemplo, san Maximiliano Kolbe, antes de convertirse en mártir triunfante en un campo de prisioneros, admitió que a menudo había luchado contra los mismos pecados. Todo ser humano tiene vicios e inclinaciones malignas contra los que luchar, y saber que san Maximiliano habló tan abiertamente de sus luchas es liberador porque, al final, ¡sus pecados no tuvieron la última palabra!
Los santos nos animan a ser la mejor versión de nosotros mismos
La vida de los santos es un ejemplo que nos da la Iglesia y nos anima a ser mejores. Al mismo tiempo, los santos nos hacen comprender que Dios tiene un plan para todos. De hecho, han respondido a la llamada especial que Dios les ha hecho y, por tanto, todos son diferentes entre sí.
Cada santo es único. San Francisco era completamente diferente de san Luis, que era completamente diferente del Beato Franz Jägerstätter, o del Padre Pío. Estos santos muestran claramente que el conformismo no es el camino hacia la felicidad, sino que ser la mejor versión de uno mismo es, en otras palabras, ser quien Dios quiere que seas.
Los santos como modelos para los niños
Cuando los niños descubren la vida de nuevos santos, quieren rezarles, imitarles, inspirarse en ellos y ser amigos suyos. Gracias a estos santos, su fe cobra vida y se hace real. Incluso los padres están llamados a vivir de un modo igualmente admirable, porque sus hijos les observan constantemente.
Conoce a los santos con tus hijos e intenta vivir como ellos. Los santos pueden hacer surgir en ti y en ellos algo que tal vez nunca habías imaginado: el descubrimiento de una nueva devoción, la voluntad de sacrificio, una nueva virtud o ¡incluso el deseo de santificarte!