El 7 de octubre, Hamás lanzó por sorpresa una operación perfectamente organizada y estructurada para asestar un duro golpe a Israel. Unos días antes, los dirigentes de la organización estaban negociando con el gobierno hebreo la obtención de visados para que los gazatíes pudieran venir a Israel a trabajar, pero Hamás golpeó duro y rápido, rompiendo la tregua de facto que se mantenía desde 2014.
Además de los tradicionales cohetes enviados desde la Franja de Gaza, se han producido operaciones mucho más peligrosas e innovadoras: ataques con drones contra tanques, infiltración de soldados de Hamás, algunos de los cuales han volado en parapente, captura de civiles y toma de rehenes. Al atacar a civiles, Hamás sembró el terror en Israel, pero también dejó estupefacta a la opinión pública mundial, lo que provocó un apoyo total a Israel en el campo occidental.
Entre Gaza e Irán
Fundado en 1987, apoyado en gran medida por Irán y cercano a Hezbolá, Hamás es un acrónimo que puede traducirse como "movimiento de resistencia islámico". Su objetivo es destruir el Estado de Israel y establecer en su lugar un Estado islámico con Jerusalén como capital. Creado por militantes formados en el seno de los Hermanos Musulmanes, Hamás se ha constituido en torno a un brazo armado militar y otro político, con el objetivo de tomar el poder por la fuerza y el liderazgo político en Gaza. Una de las estrategias de Israel consistió en alentar a la política de Hamás para normalizarla. Creyendo que, ante los problemas concretos de los palestinos (gestión de carreteras, suministro de agua, residuos), abandonaría sus reivindicaciones militares y maximalistas.
Antes del ataque del 7 de octubre, Israel podría haber pensado que había ganado su apuesta, dado que Hamás estaba en vías de normalización, como ilustra el debate sobre los visados. El último atentado demuestra que no es así y que el brazo armado sigue tan virulento como siempre para imponerse por la fuerza.
La profundidad del atentado, su intensidad, pero también su coordinación, demuestran que Hamás está lejos de haberse extinguido y debilitado. La respuesta de Israel será proporcional a la violencia desatada por Hamás. Es probable que los combates se concentren en Gaza, el refugio de Hamás, donde Tsahal hará todo lo que esté en su mano para decapitar a la organización.
Hezbolá y el frente norte
Casi sin sorpresa, Hezbolá atacó en el frente norte desde Líbano, demostrando su apoyo a Hamás. Fundado en 1982 -durante la guerra civil libanesa- el "Partido de Dios", que luce en su bandera un kalashnikov del color del Islam, es el vástago de las guerras que ensangrentaron Líbano en la década de 1980. Aunque vinculado al Islam chií y financiado y apoyado también por Irán, Hezbolá ha incluido también a cristianos en sus filas, a través de las Brigadas de la Resistencia Libanesa, que pretendían ser aconfesionales.
Hezbolá tiene una fuerte presencia en Líbano, donde desempeña un importante papel social financiando y gestionando escuelas y hospitales, y tiene también una vertiente militar y otra social y humanitaria. Su ataque desde el sur del Líbano amplía el alcance del conflicto y, por tanto, corre el riesgo de extender la guerra a otras zonas distintas de las de Israel. Todas las miradas están puestas en Irán, que financia ambas organizaciones y ayudó a planificarlas.
Así pues, lo que se está desestabilizando es todo Oriente Próximo, no solo Israel y la Franja de Gaza. Si la respuesta militar se extendiera al Líbano, o incluso a operaciones en Irán, como ya ha hecho Israel, podría producirse una conflagración en la región.
Israel, una nación en guerra
Con un servicio militar para niños y niñas y un espíritu de defensa omnipresente, listo para responder a los ataques, Israel es una nación en guerra que tiene que defender constantemente la integridad de su territorio. Para ello, cuenta con el ejército mejor entrenado del mundo occidental, porque no está orientado a operaciones exteriores, sino a defender la supervivencia de su territorio. Esto augura una respuesta militar que será larga y masiva. Al lanzar esta operación sorpresa el 7 de octubre, Hamás ha abierto un nuevo periodo de incertidumbre en Oriente Próximo.