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El Adviento es un tiempo litúrgico importante; sin embargo, los creyentes a menudo lo pasan por alto debido a sus preocupaciones.
Este período ofrece la oportunidad ideal para tomarse un tiempo y reflexionar sobre las muchas bendiciones que Dios nos ha concedido a lo largo de nuestras vidas.
En una homilía de 2009, el Papa Benedicto XVI sugirió llevar un "diario interior" durante el Adviento, para reflexionar sobre la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana:
"El Adviento, este poderoso tiempo litúrgico que estamos comenzando, nos invita a detenernos en silencio para comprender una presencia. Es una invitación a comprender que cada acontecimiento del día es un signo que Dios nos dirige, un signo de la atención que tiene por cada uno de nosotros. ¡Cuántas veces Dios nos hace ver un signo de su amor! ¡Llevar una especie de "diario interior" de este amor sería un deber hermoso y saludable para nuestra vida!"
Examen diario
La devoción jesuita del "examen diario" es un ejemplo de ello: el principio consiste en echar la vista atrás y discernir los distintos momentos en los que Dios se ha manifestado. No siempre es fácil reconocer la presencia de Dios en tu vida, pero eso no debería impedirte mirar para ver cómo Dios intenta hablarte.
La clave está en recordar que Dios intenta invadir tu vida, "visitarte" cada día. Sin embargo, el hombre a menudo se interpone en el camino de Dios, sin permitirle actuar. A pesar de ello, Dios trata constantemente de entrar en tu vida, llamando a la puerta de tu corazón.
El Papa Benedicto XVI continuó en su homilía:
"El Adviento nos invita y anima a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia, ¿no debería ayudarnos a ver el mundo con otros ojos? ¿No debería ayudarnos a ver toda nuestra existencia como una "visita", como un modo en el que Él puede venir a nosotros y hacerse cercano, en cada situación?".
El diario espiritual puede ayudarte en la constancia de la meditación, que a su vez, te facilitará ver la acción de Dios en tu vida diaria, buscando constantemente estar contigo y conducirte de nuevo a Él.