El belén de la Plaza de san Pedro lleva los colores franciscanos para celebrar el 800 aniversario del primer belén inventado por san Francisco de Asís y la aprobación por el Papa Honorio III de la "Regla Bullata" escrita por san Francisco para los Hermanos Menores (29 de noviembre de 1223).
Desde el sábado 9 de diciembre hasta el 7 de enero de 2024 -fiesta del bautismo de Cristo que marca el final del tiempo litúrgico de la Navidad-, los peregrinos y turistas que se encuentren en Roma podrán admirar en la plaza de San Pedro una cuna de tamaño natural que representa el establo de Belén enclavado en una gruta de Greccio, el pequeño pueblo italiano donde nació, en la Nochebuena de 1223, la primera cuna viviente imaginada por san Francisco de Asís.
El Nacimiento está representado con santones de terracota de tamaño natural, realizados por artesanos de la ciudad de Rieti, a pocos kilómetros del pueblo de Greccio. Al fondo, un sacerdote franciscano sostiene a Jesús en sus manos. Está celebrando Misa, detrás de María y José, como hizo en la Nochebuena de 1223. San Francisco de Asís está de pie junto al pesebre, en una posición muy expresiva que combina sorpresa y contemplación. El asno y el buey, los aldeanos y un trío de monjes franciscanos también están en adoración.
La estructura del pesebre, colocado sobre una base octogonal que simboliza los 800 años del acontecimiento, recuerda la roca del santuario de Greccio. Fue en este pueblo del Lacio, en pleno centro de Italia, donde el pobrecillo de Asís, a su regreso de Tierra Santa, inventó el primer belén.
Las grutas de Greccio le recordaban el paisaje de Belén. Así que, dos semanas antes de la Natividad, pidió al Señor de Greccio que montara una réplica del establo de Belén, con personas y animales reales, para poder imaginar lo más perfectamente posible el sufrimiento que padeció Jesús de niño.
Una cuna franciscana en unión con Tierra Santa
"Nació la tradición de la cuna tal como la conocemos", explicó el Papa Francisco durante una audiencia con las autoridades de Greccio y Macra el sábado 9 de diciembre. "Este año, desde la Plaza de san Pedro, pensaremos en Greccio, que nos devuelve a Belén".
Para el Papa, la suerte del pequeño Jesús, "pobre e indefenso", evoca también este año "la tragedia vivida por los habitantes de Tierra Santa". La cuna es un signo de cercanía espiritual a los que sufren allí la guerra. Son estas familias de Tierra Santa "las que están pagando el verdadero precio de la guerra", lamentó.
Por eso, este año, el belén debe despertar en todos "el deseo de silencio y de oración", y ser una pausa en su "a menudo agitada vida cotidiana", exhortó el Papa. Silencio para escuchar el mensaje que Dios da desde su pesebre, y oración para expresar el "asombro agradecido, la ternura y quizá las lágrimas" que suscita la cuna.
Un árbol de Navidad respetuoso con el medio ambiente
Este año, el árbol de Navidad de la Plaza de san Pedro procede del bosque cercano a Macra, un pequeño pueblo de montaña del Piamonte. Se ha adornado con edelweiss cultivado en las llanuras para proteger la fauna de montaña. Es una elección que "hace reflexionar, al subrayar la importancia de cuidar nuestra casa común", dijo el Papa en Laudato si'. Alentó los "pequeños gestos ecológicos", describiéndolos como esenciales para la conversión ecológica.