¿Se ha producido un milagro eucarístico en la India? Eso dice el párroco de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Chumukedima, en el estado de Nagaland (noreste de la India). Cuando una mujer baptista fue a Misa a finales de marzo, poco antes del Domingo de Ramos, acompañando a uno de sus amigos feligreses, se llevó a casa la hostia consagrada que se da durante la comunión, lo que está terminantemente prohibido a menos que el sacerdote lo haya autorizado expresamente para un fin concreto (dar la comunión a un enfermo o a alguien que no pueda asistir a Misa, por ejemplo). Pero tras una noche inquieta, sintiéndose culpable ante la idea de haber guardado la hostia sin consumirla, informó inmediatamente al párroco, según el diario indio Matters India.
Cuando no se sabe si la hostia ha sido profanada o si hay riesgo de que haya caído al suelo, el sacerdote disuelve la hostia. Cuando la hostia ha sido consagrada por el sacerdote durante la Misa, es de hecho el verdadero cuerpo de Cristo, realmente presente bajo la especie del pan: su carne, su sangre, su alma y su divinidad están unidas. Cualquier profanación de la hostia, intencionada o no, supone la profanación del cuerpo de Cristo, un acto gravísimo para los católicos. En tal caso, el sacerdote permite que la hostia se disuelva en un recipiente. Al disolverse, pierde su consagración.
Una disolución imposible
Este fue el ritual seguido por el padre Vadakkapurathan, que colocó la hostia en una vinajera especial llena de agua bendita. Pero cuando el padre Vadakkapurathan fue a comprobarlo unos días después, se dio cuenta inmediatamente de que la hostia no se había alterado.
El 24 de marzo, Domingo de Ramos, el sacerdote la devolvió al sagrario y la revisó de nuevo, pero se dio cuenta de que había ocurrido algo extraño: una capa de un material desconocido flotaba sobre la hostia. Al meter el dedo en la vinajera para recoger la hostia, la capa se rompió y brotó sangre, según el sacerdote. "Miré y pude ver agua y sangre saliendo de esta pequeña grieta que había hecho", dijo el padre Johnson Vadakkapurathan a HornbillTV. "Vi sangre fresca saliendo de ella", continuó el sacerdote. "Estaba en estado de shock", dijo, "me sentí bendecido. Entendemos que Dios tiene un plan porque creemos en la presencia real de Jesús en la Eucaristía; en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. A veces dudamos, entonces Él mismo viene a decir esto: Creed en Mí. Estoy aquí".
Como recuerda el padre Vadakkapurathan, solo una investigación canónica permitirá reconocer oficialmente el milagro eucarístico. De hecho, la Iglesia sigue siendo extremadamente prudente a la hora de reconocer estos milagros, porque su maravilla es sobrecogedora.
Se trata de fenómenos extraordinarios y sobrenaturales, como la transformación del pan y el vino en carne y sangre, la levitación de la hostia, curaciones súbitas o apariciones… En total, la Iglesia ha registrado un centenar de milagros eucarísticos.