Es un tesoro de valor incalculable, fruto del genio de uno de los grandes maestros del Renacimiento. Desaparecido desde mediados del siglo XVII, un cuadro de María Magdalena, obra nada menos que de Rafael (Raffaello Sanzio), se expone desde hace un mes en la basílica de Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, santuario dedicado a esta discípula de Cristo, que atesora sus reliquias.
Pero, ¿de dónde procede este misterioso retrato? Dos franceses amantes del arte hicieron el inesperado descubrimiento de este claroscuro en una galería de arte londinense. Lo compraron por 30 mil libras (35 mil euros), convencidos de que era una réplica de otras dos versiones de María Magdalena, una en la Villa Borghese de Roma y otra en la Galería Palatina de Florencia. Pero a finales de 2023, los mayores expertos mundiales en la materia confirmaron que no se trataba de una copia, sino de un original, pintado por Rafael hacia 1503.
"La limpieza ha revelado las cualidades esenciales de este cuadro, en particular el uso de la luz, pero también la finura y delicadeza del dibujo, características de Rafael", explicó a France 3 la restauradora Nathalie Nolde. Detrás de los rasgos de María Magdalena se encuentra Chiara Fancelli, esposa de Pierre Perugino, maestro de Rafael, a quien prestó su rostro en numerosas ocasiones para Madonnas.
Los propietarios del cuadro, ambos católicos, solo conocían el santuario de Sainte-Baume por su reputación, pero decidieron prestarlo a la parroquia. "Les pareció lógico exponerlo aquí, en este santuario dedicado a María Magdalena", explica a Aleteia el párroco, padre Florian Racine.
"Aproveché la ocasión para dar a conocer nuestro santuario. Es un verdadero privilegio tener aquí este cuadro, que es una pura maravilla. Se diría que María Magdalena está viva en este lienzo", se entusiasma el sacerdote.
270 feligreses cuidarán de María Magdalena
La parroquia hace todo lo posible para acoger a esta invitada sin precedentes. Ya han acudido a la sacristía de la basílica unas cincuenta personas para admirar esta obra maestra redescubierta. "Todavía no tenemos la perspectiva necesaria para saber el número exacto de visitantes, pero han sido muchos", señala el padre Racine, que ha movilizado a 270 feligreses para garantizar la seguridad de María Magdalena. Todos los días hay tres voluntarios, dos en la sacristía y uno a la entrada de la iglesia. Entre ellos hay asociaciones de fieles laicos, como los Templarios Católicos de Francia.
El cuadro de Rafael, de 46 por 34 centímetros, estará expuesto durante un mes antes de ser devuelto a sus propietarios. Para verlo, los amantes y aficionados al arte tendrán que pagar la módica suma de tres euros. Los fondos recaudados se destinarán a la restauración del santuario. "El 20 de abril inauguramos el coro principal, que llevaba diez años en construcción. Pero aún queda mucho por hacer: la cripta, las capillas, el alicatado, etc.", explica el sacerdote. "Los beneficios de la exposición pueden parecer insignificantes, pero es a partir de gotas de agua que se hacen los océanos", sonríe.
La construcción de la basílica de Saint-Maximin comenzó en 1295, tras el hallazgo de las reliquias de la santa, "apóstola de los apóstoles", bajo una iglesia de la ciudad. Según la tradición católica, Santa María Magdalena abandonó Judea, entonces bajo el yugo de las persecuciones de Herodes, para dirigirse a Provenza, donde evangelizó. Se retiró a una cueva del bosque de Sainte-Baume, donde murió, y fue San Maximino, obispo de Aix-en-Provence, quien enterró su cuerpo en una iglesia.
