De pronto un día lo sabes, lo intuyes. Algo diferente ha ocurrido, no tienes idea clara de qué fue, pero estás consciente, te ha estremecido el alma. Y te encuentras en un cruce de caminos, con diferentes opciones, tipos de vida, veredas para transitar.
En ese breve instante no lo descubres, te encuentras aturdido por lo que te ha pasado. Dios te ha llamado por tu nombre.
¿Sientes en este momento que Dios te llama? ¿Tienes un propósito en la vida, una meta por la que te esmeres? ¿Sabes qué necesitas para aclarar tu mente y estar seguro?
Cuando me hacen la pregunta “¿qué me recomiendas hacer, Claudio?”, suelo recomendar lo mismo una y otra vez porque he visto que funciona y da buenos resultados. Y tiene sus motivos: cerca de Dios todo es más sencillo, alejados de su presencia nada fructifica.
El llamado
“Hemos olvidado que la vocación significa llamamiento. La palabra proviene del latín vocare que significa llamar".
¿Cuál es tu llamado? ¿Te lo has preguntado alguna vez? No es poca cosa reflexionar sobre ello si pensamos que estamos hablando de nuestra eternidad.
La vocación es un llamado interior, íntimo, profundo, lo sabes, lo sientes lo escuchas.
Y si prestas atención y observas con detenimiento las señales frente a ti y no las desdeñas, en ese momento encontrarás tu vocación.
Y podrás exclamar como el gran san Agustín al momento de hacer su gran descubrimiento (son palabras que emocionado nos dejó en su famosa obra autobiográfica Confesiones y han trascendido en el tiempo, ¿las conoces?):
Busca pronto tu propósito
¿Cuál es tu propósito en esta vida que pasa tan rápido? Ayer tenía 18 años, salía del colegio y hoy ya tengo 65 y una nieta. ¿En qué momento pasó todo esto? La vida es un suspiro, créeme.
No demores en encontrar tu vocación y cuando estés seguro, ora, pide al Espíritu Santo que te guíe e ilumine y síguela.
No tengas miedo
Sigue ese llamado que hoy sientes y escuchas, y no tengas miedo por tus carencias, Dios proveerá lo que necesitas en el camino.
Es un llamado individual, pues tenemos diferentes carismas y cualidades. Dios quiere que hagas su voluntad para que des frutos de eternidad.
Nos toca solo hacer nuestra parte, lo que Dios nos pide, con entusiasmo y confianza en la Providencia, sin esperar nada a cambio.. El resto, lo verdaderamente importante, le toca a Dios.
Me permites pedirte un favor? Reza por mí.
¡Dios te bendiga!
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